Intrépidos forajidos (1990)

Secuela de "Arma joven" que recoge el testigo de la misma y continúa la historia de Billy "el niño" en el territorio de Nuevo México, de donde nunca salió, o eso reza la leyenda.

Recoge el testigo en la dirección Geoff Murphy, un especialista en dirigir cine de acción, y en especial secuelas, como las de "Fortaleza infernal" o "Alerta Máxima", y se nota su experiencia en la solución de las escenas de acción y su vistosidad. Repiten en los papeles principales los que sobrevivieron a la primera parte, Emilio Estévez, quizás en su papel más recordado como actor, Kiefer Sutherland y Lou Diamond Phillips, aunque contamos con la novedad de William Petersen como Pat Garrett, antes de triunfar en CSI.

La historia y la leyenda se funden en la implacable persecución que Pat Garrett realizó a Billy y su banda, y la aparición de un anciano centenario que decía ser Billy, aunque la autenticidad de la declaración del abogado nunca se demostró.

Interesante, sin duda, un 6.

Acorralados por Patt Garret y por las autoridades que los buscan, miembros de la banda de Billy el Niño se vuelven contra él echándole en cara que no ha querido llevarlos a México huyendo de la justicia del condado de Lincoln, tal como les había prometido. El pistolero les espeta la frase del título. Nos gusta este detalle de arraigo en un territorio, en su territorio. Puede huir, puede seguir viviendo lejos de los escenarios de sus fechorías, pero no quiere hacerlo, prefiere asumir el riesgo a salir por piernas de su mundo. Aunque, una vez más, los tiempos han cambiado como le recuerda Patt en una interesante conversación ya hacia el final.
Es cierto que hay otras películas que tratan asimismo sobre la personalidad de Billy, algunas mucho mejores, lo cual no quiere decir que estas, incluyendo también "Arma joven", tengan que ser necesariamente malas. Cada obra es distinta y sobran tantas comparaciones. De nuevo, como en cinta antes citada, los retretes juegan un papel decisivo en este nuevo estilo western que bien podríamos calificar de un tanto "escatológico". También con sus resabios racistas, como la frase de cierto pistolerillo de la banda que alardea diciendo: "He matado 65 hombres, sin contar mejicanos ni indios".
Cinta interesante, dinámica y de continua acción. Casi demasiada. Se echa de menos un poco de reposo y de sosiego. Pero, ¿cuándo lo han tenido quienes huyen de la justicia en el Oeste? Es cierto que los actores son jóvenes para lo que estamos acostumbrados en el western, pero no olvidemos que Billy era "el Niño", o el "Príncipe de los pistoleros" como lo llaman ya los tebeos infantiles con admiración.
El género nos ha acostumbrado, ¿malacostumbrado?, a grandes protagonistas ya bien entrados en años. No quiero dar nombres porque la lista sería inmensa. Y ocurría así porque su popularidad adquirida a lo largo de películas y de años, era muchas veces el principal gancho para los espectadores. ¿Tiene algo de malo que en una época en que las cintas del Oeste brillan por su ausencia, pretendan con una buena música y un montón de caras nuevas, o por lo menos jóvenes, tratar de seducir a nuevos espectadores hacia el género? A nosotros no nos parece tan mal. Todo sea por el western.