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En boca de todos (1933)

En boca de todos
69 min.
6,0
114
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
La atractiva Nan Taylor integrante de una banda que roba un banco, va a la cárcel gracias al evangelista David Slade... que la ama. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Cine negro Romance Drama carcelario
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Ladies They Talk About
Duración
69 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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7
Mujeres en prisión
Las cintas precode siempre presentan aspectos curiosos e insólitos que merece la pena indagar, al margen de las cualidades artísticas del film, al tiempo que resultan ser buenos referentes para vislumbrar cuál era la verdadera mentalidad y moralidad de la sociedad de la época o qué imagen pretendían dar de sí mismos estando libres de las normas dictadas por la censura.
Y en ese aspecto, esta cinta puede resultar interesante pues se trata, probablemente, de una de las primeras cintas que abordan el tema "cárcel de mujeres", con el aliciente de ver a Barbara Stanwyck en acción, cuya presencia en pantalla, unida a la brevedad del metraje, 67 minutos nada más, puede resultar un bocado apetecible para los curiosos o inquietos buscadores de rarezas.
Porque resulta que esta película a pesar de encontrarse libre de restricciones plantea un drama moral, salpicado, eso sí, de innumerables guiños un punto escandalosos, lo que la convierte en una extraña mezcla ingenua y, a la vez, algo picante sobre la que planea ciertas dosis de humor que la convierten en casi comedia.
Stanwyck interpreta a una joven integrante de una banda de atracadores que es arrestada por su colaboración en un atraco al banco de la ciudad. Durante su arresto conocerá a un reformista evangelista y se enamorarán rápidamente (hay que hacer bastantes concesiones a la brevedad del film). El pastor tratará de ayudarla creyéndola inocente y Barbara, en un juego de honestidad romántica, le confesará su culpa, creyendo, a su vez, que su enamorado lo pasará por alto.
Grave error que le costará caro. Su enamorado la entregará a los tribunales en ingenua y noble intención de que su amada pague su culpa y se rehabilite. Una condena de dos a cinco años que deberá pagar en la prisión de San Quintín.
Y aquí comienza una trama interesante de ver. Porque la prisión de las señoras, situada al lado de la de los hombres, nos es presentada con una indulgencia que da gusto. Es más, lo subrayan en una escena donde nos presentan la prisión de los hombres con estos desfilando en perfecto orden y disciplina, para pasar a la de las mujeres que descienden las escaleras de prisión en alegre desorden y despreocupación, todas juntas charlando y riendo, además de ofrecernos interesantes panorámicas de las celdas, con sus tocadores, cojines engalanando las camas, (a las que sólo les falta el dosel), y vaporosas cortinas adornando las rejas.
Que no se diga que los americanos no tratan con respeto a las damas aunque sean carne de presidio.
Y, sin embargo, al mismo tiempo nos son presentadas las chicas de las que rápidamente vamos a ser puestos en antecedentes acerca de sus fechorías, que van a resultar bastante ilustrativas, envenenadoras, regentes de burdel, alguna lesbiana con su puro y su aspecto masculino, rostros ajados de alcantarilla mezclados con las chicas bonitas y tópicos en versión femenina, con las innumerables fotos de hombres que cuelgan de las paredes de las celdas con las mujeres suspirando por ellos y que incluye una pequeña canción que le dedica una presa a una foto que corresponde !A Joe. E Brown!.
La trama va a continuar aquí con el evangelista tratando de concertar visitas con Barbara y que ella se negará a recibir y con su implicación en una fuga en la que será cómplice de sus compañeros del pabellón masculino.
Esto enredará aun más el percal por si no estuviera lo suficientemente enlodado, al tiempo que un malentendido más conseguirá que nuestra protagonista sienta verdaderos deseos de vengarse del tipo que tanto le ayuda...
Lo dicho. No nos encontramos ante una gran película pero sí resulta curiosa de ver y las miradas de rencor de Stanwyck y sus andares de chula son imperdibles las mires por donde las mires. Y todo lo descrito más arriba junto con ese ritmo veloz a que estaban abocadas estas cintas tan cortas, suponen un pequeño caramelo que bien nos podemos permitir.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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