Gritos de Oldfield (1987)

Película de episodios, que siempre me suelen funcionar, con relatos más o menos inspirados con un maestro de ceremonias como Vincent Price. Lo mejor, su facilidad de visionado. Lo peor, que hay películas en los 70 que ya hacían esto y de una manera mucho más convincente. De hecho, hay que frotarse los ojos para aceptar que esta película está más cerca de los años 90 que de los 70, ya que su factura deja mucho que desear a pesar de usar, en algunos relatos, muchos artificios y efectos clásicos de su década.

Una película con un terror más visual, más de la serie Pesadillas pero para un enfoque más adulto. Interesante, pero sólo para amantes del género.

Peliculilla de episodios insulsos y, en su mayoría, decepcionantes. Una lástima que sea el último de los filmes de la prolífica carrera del gran Vincent Price. El escaso presupuesto y la dirección telefílmica hacen un flaco favor a esta producción independiente. Oldfield es un pueblo con una historia macabra, de esos del interior de los USA que tienen una sorpresa. El problema es que nunca ves el pueblo, ni sus casas, ni su Ayuntamiento, ni sus calles, ni sus vecinos. Oldfield no existe en el filme. Tampoco la ligazón de las historias que supone Vincent Price tiene ni sentido ni interés, salvo el ser el gancho de una producción ínfima.

Y vamos al meollo, a las cuatro narraciones terroríficas. Muy tópicas, propias de los comics cincuenteros de la EC, aficionados a la necrofilia, el vudú, los feriantes y el canibalismo. De eso tenemos. Monstruos más bien pocos, que no había dinero para maquillaje. Si lo había para el gore más chapucero. Historias muy alejadas de otros filmes de episodios como "Creepshow", que tenían más medios y, sobretodo, historias más redondas que éstas.

Película que envejeció ya en la fecha de estreno, con una textura setentera que pesa como una losa en el siglo XXI. Y eso que hay filmes de los 70 mucho más logrados.