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Padre putativo (1974)

Padre putativo
110 min.
4,9
24
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Sinopsis
Un film inteligente y profundo que narra la pasión amorosa de un abogado por una retrasada mental y ninfómana en una una Puglia tradicionalista y católica. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Romance
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Italia Italia
Título original:
Le farò da padre
Duración
110 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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9
Adiós Teresa, adiós: epitafio para una musa
Si ya Sue Lyon en “Lolita” (Stanley Kubrick, 1962) nos presenta una adolescente perversa dotada de una notable inteligencia y con un físico arrollador desbordante de erotismo, capaz de hacer que cualquier hombre que se cruce en su camino cometa todo tipo de locuras, no ocurre exactamente lo mismo con el film que ahora nos ocupa.

Aquí se trata del personaje de Clotilde, una casi mozuela afectada de infantilismo psicótico y desórdenes parafílicos, magistralmente interpretada por una jovencísima Teresa Ann Savoy en su debut cinematográfico de la mano de Alberto Lattuada, en que el director nos muestra todo el erotismo del desnudo y trémulo cuerpecito de la joven, de una forma tierna y delicada.

Y es que Alberto Lattuada era un verdadero maestro, que sabia explotar con habilidad rayana con el arte las escenas del desnudo femenino, confirmado poco después con una casi dieciochoañera Natasha Kinski, completamente desnuda en “Así como eres” (1978), ante los atónitos ojos del espectador y un balbuceante maduro Marcello Mastroianni.

La historia contada con gran realismo como corresponde a los maestros del cine italiano, es muy sencilla, un abogado caradura, Saverio, interpretado por el sobreactuado e histriónico actor, Luigi Proietti, trata en sus negocios de convencer a la nobiliaria forrada de millones madre de Clotilde, Raimonda, interpretada por una bellísima Irene Papas, para que invierta una cuantiosa fortuna en un complejo urbanístico que él promociona. Pero la señora no le va a la zaga al abogado, viendo en él una posible solución para su hija. Entre pillos anda el juego.

El espectador se hace una idea muy clara de la situación de la bonita adolescente, que a veces sufre de incontinencia urinaria, otras grita desconsolada, a lo más balbucea, tiene juguetes, muñequitos…y una yaya niñera que la masturba para que se duerma.

En su mundo de desolación mental, la joven solo confía en el abogado y parece que está feliz en su presencia. Pero la madre acorrala a Saverio dándole a entender que el negocio y su hija forman parte de un mismo entramado en el que él es el vértice. Como es un pillo de tomo y lomo, urde junto a su ayudante y la criada para todo un rapto secreto simulado de la chica, para exigir que como ha sido violada ya no está obligado al posible matrimonio, debiendo la madre cumplir con el contrato de inversión urbanística.

Los recuerdos de Saverio de los ratos alegres que pasó con la chica, unas veces con juegos infantiles, otras con "juegos" de mayor calado, y de la felicidad que la embargaba y su ternura con él como jamás antes había conocido, hacen que el destino le juegue una mala pasada y acabe perdidamente enamorado de ella.

Buenas interpretaciones en general, con secundarios de lujo como el veterano Mario Scaccia, sin contar con las manías “hitchcockianas” del director de interpretar al médico de la familia. Completa el cuadro técnico una adecuada puesta en escena de esta fábula moralizadora en que el egoísmo y la falta de sentimientos son vencidos por la ternura y la inocencia de una bella joven con la desgracia de tenerlo todo pero no tener nada.
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