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La sirena de las aguas verdes (1955)

La sirena de las aguas verdes
99 min.
5,2
151
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Dos buceadores profesionales, Domingo Quesada y su amigo Johnny Grant, se topan en aguas del Caribe con el tesoro de un galeón español del siglo XVII. Tras comprobar su autenticidad, regresan para recuperarlo; pero Rico Herrera, un cazador de tiburones, también merodea por las mismas aguas. (FILMAFFINITY)
Género
Aventuras
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Underwater!
Duración
99 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
8
Ejercicio de estilo de John Sturges
Cuando el magnate Howard Hugues decidió comprar la RKO Radio Pictures se propuso levantar un imperio que pudiera equipararse a las grandes 'majors' de Hollywood: Paramount Pictures, Metro-Goldwyn-Mayer, Twentieth Century Fox y Columbia Pictures. La RKO y la Universal eran mucho más modestas y no podían competir en presupuesto pero sí en la nómina de grandes profesionales. Como todo el mundo sabe, la trayectoria cinematográfica de Howard conoció una fortuna desigual pero justo es reconocer que suyos fueron algunos descubrimientos como Jean Harlow, Robert Mitchum, Jane Russell o Faith Domergue.

Decidido a convertir su más bello descubrimiento en una primera figura de la pantalla gracias al enorme éxito de Los caballeros las prefieren rubias, colocó a la Russell en la primera superproducción que incorporaba el esplendor del Cinemascope en la RKO anunciándola a bombo y platillo: Underwater! Los continuos aplazamientos de un rodaje accidentado, la construcción de un gigantesco tanque de agua para las escenas submarinas y una delirante promoción que incluía una première también submarina para la prensa desplazada a Florida con todos los gastos pagados, hicieron del filme uno de los mayores perdedores de dinero de la historia del cine, y uno de los más infravalorados.

La realización recayó en un cineasta particularmente capacitado para el terreno de la acción, John Sturges (La gran evasión; Los siete magníficos), quien habilita una puesta en escena dinámica y espectacular trasladando las cámaras hasta escenarios naturales de Hawai y Florida. Con la ayuda de Harry J. Wild en la fotografía (Historia de un detective; Los caballeros las prefieren rubias), saca el máximo provecho de la sensualidad de sus protagonistas en dos escenas famosas: El besuqueo bajo el agua de Jane Russell con el supermacho Richard Egan; Con el otro galán, el latino Gilbert Roland, Jane bailó la canción "Cerezo verde" al son de la orquesta de Pérez Prado. Ni siquiera las toneladas de publicidad en lo que a todas luces era un vehículo de lucimiento para mayor gloria de la belleza de Jane Russell y su poitrine, evitaron el descalabro económico del que la RKO tardaría en recuperarse. Vista hoy, esta bonita odisea de buscadores de tesoros que versa sobre la codicia humana, constituye un título modélico en su género, así como de una época, que se beneficia de una factura ejemplar y del virtuosismo técnico de John Sturges. Una película que extiende sus tentáculos más allá de lo fílmico para contarnos la historia de una ambición, la de un megalómano llamado Howard Hugues que escuchó cantos de sirena.
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12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Tiburones, sueños y tesoros
Esta es una película con un encanto indudable. No es la mejor, ni siquiera forma parte de esos legendarios títulos de su autor, John Sturges, pero es muy agradable de ver, siempre que se haga con buena predisposición.

Jane Russell está encantadora y eso cuenta. Gilbert Roland siempre me ha caído simpatiquísimo y al son de un mambo aparece el señor Pérez Prado haciendo un cameo y el mismo ritmo acompañará la película.


La película tiene bonitas tomas submarinas y momentos románticos muy logrados. Hay una secuencia que Richard Egan está a lo suyo y aparece Jane Russell en camisón blanco bajo una noche de gruesas nubes oscuras, todo en un tono azul decadente, que dentro de la línea simplista de la acción, la escena hace soñar. Y es que el mayor mérito de este tipo de películas está en su simple línea de acción, pero en el acierto del entorno romántico de la historia: un barquito rescatando tesoros en el fondo del mar, tesoros religiosos de un galeón español, cómo no. Un cura y las dos parejas bien avenidas, y los malos merodeando alrededor, como los tiburones.

La cinta creo que da buenas sensaciones. Hay romanticismo a espuertas. Gilbert Rolland con su pañuelo rojo que ya luce en otras, en plan duro, ellas monísimas, los demás en su papel y un tono tristón relatando. La sirena y los mares crean un conjunto de gente bien avenida, una aventura nostálgica y sencilla lejos del mundanal ruido, que siempre es lo mejor, y un final diferente para variar. Buena película.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
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