La romana (1954)

Drama realizado por Luigi Zampa (1905-1991), uno de sus mejores trabajos. El guión es de Giorgio Bassani, Ennio Flaiano, Luigi Zampa y Alberto Moravia. Adapta la novela “La romana” (1947), de Alberto Moravia. Se rueda en exteriores de Roma y alrededores y en los Ponti – De Laurentiis Studios (Roma). Producido por Dino de Laurentiis y Carlo Ponti para Excelsa Film y Omnium Internacional du Film, se proyecta por primera vez en público el 27-X-1954 (Italia).

La acción dramática tiene lugar en Roma, a lo largo de varios meses de 1935, en pleno auge del régimen fascista, liderado por Mussolini. Adriana (Lollobrigida) es una bella muchacha de 19 años, cuyo atractivo la madre (Piovani) pretende utilizar para salir de la miseria que las ahoga en el marco de un mundo corrompido por el autoritarismo, las desigualdades sociales y la ineficacia de los que gobiernan el país. La sociedad en la que habitan los protagonistas vive inmersa en la mentira, los abusos de poder, la explotación de personas, la ausencia de ideales y la preeminencia del valor del dinero y la riqueza.

Los protagonistas asumen papeles que los convierten en símbolos de la mentira, el poder, la fuerza bruta, la ausencia de valores, la inducción a la prostitución y la ignorancia de los ideales puros, que practican sólo jóvenes idealistas, demasiado frágiles para convencer y triunfar. La crítica del fascismo no se limita a la descripción de las miserias que lo alimentan y sostienen. También se hace uso de imágenes fijas (fotografía de Mussolini con casco), en movimiento (desfile), simbólicas (muros desnudos de fondo), ambientales (calles húmedas, oscuras y desoladas), etc.

Más allá de los arquetipos que representan los personajes, éstos en sus actuaciones combinan recursos de diversa naturaleza y alcance dispar, como la manipulación, la seducción, el engaño, la presión, la provocación y otros medios. Su consideración añade a las figuras protagonistas elementos de complejidad y relieve, que enriquecen el film. El director consigue, por éste y por otros caminos, crear una atmósfera lóbrega y opresiva, que constituye uno de los mejores méritos del film. No denuncia con palabras, sino sólo con sugerencias y sobreentendidos los delirios de grandeza del régimen, las descabelladas aventuras imperialistas de los dirigentes (Etiopía y Albania), la ineficacia de la administración (servicios públicos abarrotados), etc.

La narración enmarca en un contexto como el descrito la trayectoria de una muchacha que, condicionada por las circunstancias que la rodean, camina hacia el abismo en un proceso de difícil marcha atrás. Los silenciosos planos finales aportan los últimos trazos expresivos, por demás brillantes y conmovedores, de un film interesante por lo que explica y por la evocación que hace de un mundo y un tiempo de desolación y apocalipsis.

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Una humilde y bellísima joven (Lollobrigida) comienza a trabajar como modelo para un pintor. Entablará relaciones con un hombre que le oculta que está casado y tiene una hija; introducida por una amiga, comienza a servirse y a jugar con los hombres. Sin embargo, va complicándose las cosas hasta creer encontrar un amor verdadero que acabará trágicamente, creando en ella un sentimiento de culpabilidad por el cual jura no volver a ser de nadie.
Una buena realización de Zampa, que adapta la novela de Moravia y que fue todo un éxito en su día. Magníficamente rodada, con buenos brochazos de cine negro y muy bien acabada, plasma notablemente la gran preocupación de la literatura de Moravia: la inexistencia de una moralidad o cuando menos el dudoso empleo que de ésta hace el ser humano. Aquí, la bella y adecuada Lollobrigida, es una mujer romana que acaba por entrar en un laberinto taponado en todas sus salidas, en una hermética figura geométrica en las que todos los vértices se derrumban cayendo sobre ella su propia construcción, hecha a base de mentiras y de no tener escrúpulos ni sentimientos. Cuando quiere redimirse es demasiado tarde.