La carga de los jinetes indios (1953)

El director Gordon Douglas no estuvo muy acertado con este Western, pues su labor deja que desear, asi como el guión que es deficiente. Eligieron una historia de oeste para resaltar las tres dimensiones en paisajes naturales, y que mejor que un western para ello, aunque también tiene secuencias en interiores. El argumento del film es típicamente western, pero con los defectos señalados poco se puede sacar que no sea la novedad del 3-D de aquella época de los años cincuenta y viéndola en este sistema como cuando se estrenó
Los intérpretes tampoco se eligieron con acierto, pues no tienen ningún atractivo como tales.
La versión española (doblaje) no ayuda a a digerir este western, pues en una película del año 1953, con un doblaje mediocre de unos cuantos años más tarde (1996) al original del estreno (1954), no encajando del todo, y huele un poco a falso.
Se pasa el rato con reparos.

Una vez más nos encontramos con una cinta que debe soportar la "carga" del inadecuado título de la distribución española. Hablar de "carga de jinetes" parece un poco redundante, mientras que el título original hace referencia al lugar donde tuvo lugar la acción definitiva.
Sin ser una gran película nos gustaría destacar un par de detalles que luego se desarrollarán con mucho más acierto en "Centauros del desierto", como la presumible inadaptación de mujeres jóvenes capturadas por los indios que han pasado ya con ellos varios años y que conocen o sospechan el doble repudio que han sufrido y van a sufrir en una y otra civilización; o en "Doce del patíbulo", donde asimismo se reclutan "voluntarios" para formar lo que llamarán "Brigada de la prisión" entre los soldados más díscolos, borrachos, mujeriegos, cobardes y traidores del Fuerte Welloubs (o como se escriba). Ojo, no queremos con esto pretender que la calidad de "La carga" sea comparable a la de la obra de Ford, aunque igualmente comparte con este el gusto por el humor amable e irónico de los secundarios, y con la de McLaglen las disputas y enfrentamientos dentro del grupo que finalmente darán paso a la solidaridad y al compañerismo.
Entre las puyas y bromas que se cruzan unos y otros recordamos por ejemplo: "Cuando en el Ejército te hacen favores, no esperes salir vivo", "En la Caballería se adora a los caballos y se odia a los hombres" o, ya al final cuando los supervivientes son rescatados, exclama uno de ellos "Lástima que no hubieran llegado un poco antes. -No has visto que llevan los botones dorados".
Como novedad encontramos aquí la presencia de un cronista de las hazañas en la persona de un dibujante y escritor tuberculoso. Y, sin salir del ámbito sanitario, resaltar la curiosa camilla con la que trasladan a un herido colocada en uno de los lados de la silla de montar. Por cierto que asistiremos a la extracción de la flecha que se hace con gran éxito.
El guión y su desarrollo nos parece correcto, lo mismo que la interpretación en general, subrayando la excelente ambientación musical y paisajística. Un western de indios más que digno.