Les corps impatients (2003)

Una pareja joven, guapa y con todo el futuro por delante, se quieren mucho, se llevan muy bien y tienen un sexo estupendo. Lamentablemente, ella desarrolla cáncer y su integridad física y emocional se derrumba completamente. Él está a su lado, la acompaña en todo momento y sufre mucho ante el dolor y la caída que experimenta la mujer que ama. Pero, claro, el pobre tiene ciertas necesidades biológicas que su gran amada no puede cumplir, aparece una tercera persona. Claro, la primera en cuestión, encima de que tiene lo que tiene, debe comprender a su chico a través del amor que siente por él y lo mal que lo está pasando por el sentimiento de culpa que desarrolla por tirarse a otra.

Podría seguir escribiendo, pero creo que ya ha quedado claro lo absurdo de esta historia. El personaje de la pareja que desarrolla una enfermedad es complicada, todo el mundo se acuerda y tiene en sus pensamientos al afectado pero ¿y la persona que la cuida? ¿La persona que tiene al lado? En cualquier caso, si esta es la finalidad de la película, fracasa estrepitosamente, en otras películas abordan este tema con mucho más sentimiento y seriedad.

No obstante, esta película adquiere un punto más que la hace pasable, y no es otra que la SOBRESALIENTE interpretación de la parisina Laura Smet, la joven afectada por el cáncer. Está increíble, espléndida, soberbia... no en vano recibió una nominación a los premios César del 2003 por esta interpretación. Su dolor te llegará, estoy seguro.