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El gran objetivo (1951)

El gran objetivo
78 min.
6,8
210
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Escena (INGLÉS)
Sinopsis
Un detective tratará de impedir el asesinato del Presidente de los Estados Unidos Abraham Lincoln durante la inauguración del ferrocarril. (FILMAFFINITY)
Género
Aventuras Drama Crimen Siglo XIX Basado en hechos reales Trenes / Metros
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Tall Target
Duración
78 min.
Guion
Fotografía
Compañías
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7
¡Asesinos al tren!
Embarcado ya desde comienzos de los cincuenta en el rodaje de los sucesivos westerns por los que hoy es más recordado, Anthony Mann regresaba, de la mano de esta película, a los temas que más había frecuentado en sus inicios, por lo general enmarcados en el thriller y/o el género negro. Además, esta película supone también una vuelta a las estrecheces características de la serie B, en las que Mann había demostrado sobradamente su capacidad de adaptación y su inventiva, factores fundamentales que pronto le revelaron como uno de los grandes narradores cinematográficos de su generación (y de todas, podríamos decir).

El argumento mezcla elementos propios de un thriller político (el ambiente prebélico, las tensiones ideológicas, las conspiraciones) con los de la pura intriga (la pesquisa en pos de los potenciales magnicidas, los equívocos y sospechas sugeridos por la galería de personajes), y lo hace concentrándolos en un espacio cerrado, un tren, que se convierte en el vehículo narrativo esencial de la película. Y es que lo verdaderamente fantástico de este filme no son tanto las líneas fundamentales de la historia, los personajes o el suspense (estando bien servido de todos ellos), sino la brillantez con la que Mann conjuga tales elementos haciendo un uso dramático del espacio en el que transcurren. En efecto, el tren no es un lugar neutro, sino que condiciona todo el desarrollo de la historia, y sus distintas partes (los techos, pasillos, bajos, compartimentos, vagones de carga, etc.) cumplen siempre una función narrativa y dramática de primer orden.

La crítica ha señalado que esta película es una peculiar mezcla de western y cine negro, y hace un paralelismo con la combinación de géneros que también había practicado Mann en un título anterior, el estupendo El reinado del terror. En mi opinión, de la misma manera que esta última cinta tomaba un marco extraño (la revolución francesa) pero en cambio desarrollaba un argumento típicamente negro, la presente película responde a similares esquemas. Puede sorprendernos que un thriller político o filme de intriga como este se ambiente en los años sesenta del siglo XIX, pero yo no veo elementos en él que lo emparenten directamente con un western; es más, si la acción se hubiera desarrollado un siglo después, no habría variado prácticamente nada en el filme. Puestos a buscar relaciones entre ambos géneros en la filmografía de Mann yo los buscaría mejor en títulos universalmente estimados como westerns, por ejemplo, Colorado Jim.

Correctamente interpretada por un amplio reparto, tal vez el personaje más soso sea el protagonista, más bien por su concepción (es un hombre obsesionado por cumplir su misión, pero no se nos dice nada más de él) que por el trabajo de Dick Powell (que cumple). Más brillante resulta Adolphe Menjou, excelente en su ambiguo y desenfadado papel de coronel, que trae a la memoria su magnífica actuación en Senderos de Gloria (también como cínico y aparentemente afable militar).

Para concluir, debe destacarse la impactante calidad formal de la película, con una fotografía excelente de Paul Vogel que recuerda las brillantes colaboraciones que ya estableciera Mann con otros directores de fotografía, como John Alton. La combinación de los reducidos espacios del tren con el empleo dramático de los focos de luz, la composición de los planos (haciendo uso de los ángulos precisos en cada momento) así como la continuidad entre las secuencias, dotan al filme de un ritmo excelente y de una coherencia visual ejemplar, que sin duda ha debido ser un modelo a seguir por realizadores posteriores.
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Magnicidio
Rápida, directa. Muy contenida, en un escenario reducido, pero eficazmente resuelto. Él, Mann, que era el Dios de los espacios abiertos, de las montañas, de los grandes rodajes al aire libre. Ahora reduce todo su potencial y rueda entre cuatro paredes, dentro de un tren, con una cierta sensación de claustrofobia.
Un policía, llamado John Kennedy curiosamente, sospecha que van a asesinar al Presidente Linconl en una estación de tren, al inaugurar un ferrocarril. Al parecer es un hecho real, de los tantos que ha elevado a la categoría de mito el cine norteamericano.
Bien rodada, metraje contenido, se conforma con 78 minutos, un guión bien resuelto y suficiente tensión como para no perderse detalle.
No soy capaz de reconocerle en su cinta, no tiene esos signos tan característico del cine de Mann, los planos largos, los trávelling, los caracteres de hombres hechos a sí mismo, duros como el pedernal, soberbios en su idea fija de sí mismo... hombres del Oeste para cualquier clase de comportamiento.
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