Monstruos hambrientos (1970)

Y luego dicen del pobre Ed Wood... Que era pésimo, pobre hombre, pero no el único. Sin ir más lejos, y digan lo que digan, aquí tenemos al tío Jess, que iba (va) del mismo palo. Monstruos hambrientos es una monstruosidad que no tiene perdón, ni lo que anuncia mi título de la crítica. Da igual que salga John Carradine. Lo único que hacía allí era ganarse las lentejas, no nos engañemos. Da igual que el director de fotografía sea el magnífico Vilmos Zsigmond. Estaba empezando, estaba aprendiendo, pero nadie en su sano juicio detectaría al virtuoso de Deliverance, Fascinación, El cazador, La puerta del cielo y tantas otras. Esto es un bodrio que clama al cielo, y ni siquiera mi perverso sentido del humor consiguió resistir el continuo desfile de simplezas y atentados a la estética. Allá vosotros.

Esta película es lo que yo llamo un cocktel. Tenemos naves espaciales, dinosaurios, cavernícolas, cavernícolas vampiros, una raza de "hombres disfrazados de hombre cangrejo" (no hay otra forma de llamarlo), otros niños disfrazados de mini-hombres murciélago... bufff... el caos.

Y eso sin hablar de la paranoia de la "radiación cromática", una excusa para poner filtros de colorines cambiantes a la imagen durante toda la película, toda una originalidad, pero inútil, y además te destroza la vista.

Y sobre los cientos de monumentales fallos científicos y de guión no voy a hablar, debido a la época en la que fue rodada, y a la cantidad de los mismos xD.