¡Maldito bastardo! (2008)

50 euros es todo el presupuesto requerido para hacer esta película. Eso, una sola cámara, y rodaje solamente los fines de semana. Para ponerlo en comparación con alguna otra película del género gore, vayámonos por ejemplo a la fecal "Hostel": nada menos que 4'8 millones de dólares.
¿El resultado? Maldito Bastardo es tan ridícula como hilarante, tan pésima como excelente, mezclando a la perfección genialidad y oligofrenia. Mermelada a borbotones, vísceras por doquier, monstruos de impacto (y cartón), actores de lujo para lo ajustado del presupuesto (que para el reparto es exactamente 0€),... y un género hasta el momento inexplorado: el gore rural gallego. Quizás su único antecedente sea "La matanza caníbal de los garrulos lisérgicos", con la ventaja de que para ver "¡Maldito bastardo!" no se hace necesario el paracetamol.
La impepinable creatividad y enfermedad mental del director, Javi Camino, se hace palpable a lo largo de toda la película, de la que cabe destacar la interpretación de Pilar Miguélez, madre del director y debutante como actriz en esta película.
Mi más sincera y enferma felicitación para Camino.

Amor regado con sustancias estupefacientes o fertilizado con los cerebros enfermos (en el buen sentido) de los autores de este glorioso engendro cinematográfico. Es este tipo de películas que te sientas a verla esperando acabar afónico de tanto reírte, o babeando de incredulidad al preguntarte por qué coño ocurren las cosas que ocurren en pantalla.

Y a fe mía que eso ha pasado: me dolía la garganta y mi mente estuvo a punto de explotar al ver tales cantidades de awesomidad por segundo. Juanillo esteban (Al cual se le notaba mucho más que nunca su voz de Xabarín) estuvo completamente espléndido y la señora Florentina dos Lavadoiros... por favor, qué mujer, qué actriz, qué genial! Con cada frase suya prácticamente me estuve riendo lo que quise y más, este personaje es de lo mejorcito. Aunque qué coño, todos los personajes lo son y no hace falta ver la peli para darse cuenta.

Y diría mucho más, pero es que hay que verla para entenderlo. No le pongo un 10 por cosas puntuales, como que a veces se hace un pelín larga, la cámara llega a marear y se hecha en falta un poco más de mezcla de idiomas, pero eso sería demasiado gafapastil, así que me callo y repetiré de nuevo lo dicho:

¡Gloria!