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Barrios bajos (1937)

Barrios bajos
93 min.
6,0
147
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Escena
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Sinopsis
Ricardo, un joven pequeño-burgúes, sorprende a su mujer con otro hombre y, arrebatado por los celos, mata al amante de un disparo. Huye, escondiéndose en un cafetín donde vive un antiguo amigo suyo, "El Valencia", fornido estibador del puerto de Barcelona. "El Valencia" le acoge y protege de la curiosidad de Floreal, un peligroso hampón dedicado a la trata de blancas. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Crimen Celos
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Barrios bajos
Duración
93 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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6
Hez y escoria en Barcelona
Barios bajos, hez y escoria
de una tétrica bohemia.
En tu tristísima historia
vives sin pena ni gloria
consumido por tu anemia.
Cuando rompen tus derechos
tus navajas siembran tajos y se dora tu belleza
en la trágica majeza
de tu barrio... Barrios bajos.
Sangre, celos, rabia y crimen,
son tus bellos madrigales y tan sólo te redimen,
las mazmorras y hospitales.
Tu destino,
sabor tiene de mal vino. Tus deslices,
cuan son de meretrices.
Son tus cantos,
rimas que tejen los llantos
del vicio y de la maldad.
Barrio triste,
ten alardes de ti mismo. De crespón negro te vistes
ocultando tu altruísmo.
Barrios bajos. Es tu ley la ley del mal y tu eterno madrigal
riman los chulos y majos
con la punta del puñal.


La película, producida por la C.N.T. durante la guerra civil española retrata el mundo del lumpen en la ciudad de Barcelona de la mano de Floreal, lo que hoy podríamos llamar un proxeneta de alto estanding. La cinta no tiene desperdicio, con significativas referencias al consumo de cocaína, trafico de mujeres y proxenetismo, junto al tema del alcoholismo incluso en menores. El Valencia, un estibador del puerto de Barcelona, es el encargado de poner la nota "ética" en el film, defendiendo a las mujeres y ocultando a un asesino que anteriormente le salvo de la cárcel.

Tras la creación 1930 de el SUEP, Sindicato Único de Espectáculo, la C.N.T. requisa en Barcelona los estudios Orphea y Trilla, comprendiendo rápidamente el poder del cine como aparato de propaganda y adoctrinamiento, con el fin de realizar la obra constructiva revolucionaria con la ayuda pedagógica de films de producción propia.

Aunque las interpretaciones, desde mi punto de vista, son bastante patéticas y el guión avanza a trompicones, es una obra recomendable que merece la pena de ver.
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10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Una película que forma parte de la historia del cine
No hace falta insistir mucho en el contexto en el que se realizó "Barrios bajos", mientras en algunas zonas de España crucifijo en mano se 'liberaba' el territorio en el que los rojos campaban a sus anchas, esos mismos rojos, por concretar un lugar del territorio, la ciudad de Barcelona por ejemplo, producían una película cuya copia ha llegado a día de hoy muy maltratada por el paso del tiempo. En realidad, creo que es una suerte que en pleno siglo XXI podamos disfrutar de un largometraje tan peculiar.

Los rojos, sí, los que no abandonaron la ciudad hasta que ya fuera imposible seguir allí, anarquistas, libertarios, da igual ya su etiqueta, montaron una película cuyas ideas nacen de una obra de teatro y que merece todo nuestro respeto. Las bombas caían, los tiros silbaban por el aire, y ellos hacían cine...

No quería insistir en el contexto, pero resulta que la Guerra Civil sembraba de muertes los campos y en Barcelona había quien quería hacer cine: ¿no es esto lo que nos interesa?; ¿no es el romanticismo que todo cinéfilo busca detrás cualquier película con independencia de su calidad?; los que amamos el cine debemos estar satisfechos ya sólo por llegar aquí y poder disfrutar de una película que es sin duda historia del cine.

Evidentemente "Barrios bajos" no es una obra maestra, ni falta que hace, pero llega a nuestros días fresca y potente, con un personaje, 'el Valencia', que es un ciclón. No le hace falta saber leer ni escribir para conocer lo que es la humanidad y la conducta ética correcta. Hay tensión, rifirrafes, algún navajazo, mucha pasión y todo en unos escenarios de la ciudad que producen una nostalgia sana.

Llegarán los fascistas con su yugo y sus curas, sí, ya lo he dicho, aniquilarán todo movimiento librepensador y por la fuerza eliminarán las bases de toda cultura que se aleje de sus dogmas cristianos. Y el cine permanecerá en la sombra durante décadas. Ya lo he dicho. Asco de fascistas...
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
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