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El reverendo Peter Marshall (1955)

Sinopsis
Un joven pastor escocés viaja a Estados Unidos, donde llegará a ser el párroco de la iglesia presidencial y el encargado religioso del Senado. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Religión Basado en hechos reales Biográfico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
A Man Called Peter
Duración
119 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1955: Oscar: Nominada a Mejor fotografía (color)
1955: Sindicato de Directores (DGA): Nominada a Mejor director
1955: National Board of Review: Top 10 Mejores películas y actriz secundario
7
Un hombre al servicio de Dios y de la verdad
Hijo de Escocia y huérfano criado por un padrastro que poco lo quiso, cuando se hizo hombre y comenzó a trabajar, Peter Marshall recibió un significativo mensaje de sus guías espirituales que lo animó a convertirse en pastor de la iglesia presbiteriana. Habiendo estudiado en el seminario teológico Columbia, se gradúa cum laude y pronto adquiere su propio templo donde comienza a demostrar su alto carisma y la eficacia de sus prédicas, que entusiasman especialmente a la juventud, por su visión renovadora acerca de Dios, de Jesús y de la iglesia.

Una de sus más fieles seguidoras será, por siempre y para siempre, la bella y comprometida Catherine Wood, una chica que además de sentir al pastor como un hombre de marcado conocimiento, también se siente atraída por el hombre que hay dentro de él.

Así comienza esta historia que da cuenta de un espíritu renovador, comprometido cabalmente con el servicio a Dios y a la humanidad, y quien, como cualquier ser humano, también tiene sus flaquezas (se siente tentado por el ego y lo motivan los ascensos), pero mantiene siempre el valor de auto-cuestionarse procurando trascenderlas. Quizás su mayor mérito, es la capacidad que tiene Marshall de seguir siendo coherente con sus ideas, sus instintos, y con lo que siente de corazón que son mensajes recibidos de Dios.

Una vez más, a Henry Koster se le abona el contarnos una historia que suena sincera, consiguiendo de Richard Todd y de Jean Peters, dos personajes de fuerte carisma con los que resulta fácil encariñarse y a quienes sentimos veraces y maestros. Todd resulta un elocuente orador y sus discursos, pese a no resultar siempre procedentes pues se les dedica demasiado tiempo, consigue dejar huella, no solo en la historia que se nos cuenta sino también en nuestros corazones.

Koster consigue también una grata ambientación y unos estupendos personajes secundarios que, en su debido momento, pondrán rosas, o espinas, en la labor del hombre de iglesia.

Quedarán sonando muchas palabras del filme, como éstas dichas en su primera prédica por la linda Catherine:

“Nunca me había detenido a pensar lo que es ser una chica, hasta que alguien me enseñó lo valioso que es ser mujer. El siglo XX, es la época en que, supuestamente, las mujeres hallamos nuestro lugar. (...) Pero, en realidad, es el tiempo en que fuimos bajadas de nuestro trono. Queríamos igualdad, pero, para ser iguales a los hombres tuvimos que descender, y así obtuvimos el derecho a emborracharnos y a fumar, el derecho a blasfemar y a trabajar en cualquier cosa. Pensamos como hombres y actuamos como hombres, pero ¿cómo sentirnos victoriosas si hemos matado el romanticismo y el aroma de las violetas?...”

Título para Latinoamérica: “POR SIEMPRE JAMÁS”
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
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