The Puffy Chair (2005)

Nada en esta película es espectacular. Ni los personajes, ni la historia, tampoco la imagen. Sin embargo, su tono realista, intimista, y despojado, el ritmo prendido del montaje, con diálogos naturales y fluídos, la vuelven muy entretenida y sobrecogedora. La cámara espía y narra, con pequeños gestos y comentarios, los cambios en la lógica de unos personajes con los que entramos muy en confianza, y que, digamos, tienen su encanto.

De qué la va? digamos que eso es lo de menos. Explicar que un muchacho, su novia y luego también su hermano, hacen un largo viaje en auto para ir a buscar un Sillón que compraron por internet, no serviría de mucho. Durante el viaje, tienen alguna revelación, maduran algunas cosas. Personas, en apariencia sin ninguna gran particularidad, exhiben enormes singularidades.

Lamentablemente, los especímenes elegidos, son unos niñatos yanquees sin sensibilidad laboral ni apremios de ningún tipo. Se mueven libremente en coche, comiendo afuera y viviendo en hotel, maltratando a todos los trabajadores que se les cruzan. Arreglan todo soltando unos dólares, y se hace difícil sostenerles simpía. Sin embargo, eso de ser joven y estar suelto de responsabilidades, filosofando pavadas, admitámoslo, no es nada ajeno.

No será espectacular, pero vamos, se vuelve interesante mirar por el microscopio Duplass, donde los pequeños sucesos, que afectan a personas diminutas, viviendo una vida intrascendente y minúscula en la historia de la humanidad, se vuelven pasta cinematográfica.

Los hermanos Duplass nos traen esta entretenida, surrealista y sencilla película. El argumento es básico como nos tiene acostumbrado el género Mumblegore: sus protagonistas experimentan situaciones comunes y surrealistas y la trama gira en torno a lo que podría ser el fin de semana de un treinteañero yanqui.

En la cinta vemos a una pareja de novios en plena crisis que emprende un viaje familiar (dar un sillón de regalo), en el que también se involucra el extraño hermano menor del prota. De ahí en adelante se presentarán una serie de episodios, que van de lo cómico, lo dramático y lo absurdo, hasta llegar a un final anticlimático, pero bastante realista.

Película que te sacará algunas risas, pero que es efectiva en su carga dramática, en especial en las excelentes secuencias de Mark Duplass y Katie Aselton (ésta última brillante). En efecto, quizá lo mejor de la cinta es la manera en que se muestran las idas y venidas de ésta relación de pareja, con problemas y vivencias comunes, y que son expuestas de forma natural y creíble.