Su nombre gritaba venganza (1968)

Serio spaguetti western, en el sentido de que pertenece, felizmente, a su primera época y por tanto no se trata de una tonta parodia, como degeneró con los años.
Aquí hay, al menos, intriga, y durante su primera media hora contiene interés, dado lo acertado de su narración, manteniendo la atención del espectador.
Sin embargo, poco a poco la cinta se vuelve reiterativa y se va pareciendo sospechosamente muy parecida, casi igual, a muchas pelis con el ínclito Anthony Steffen como protagonista.
La violencia es, muchas veces, gratuita, sin el menor estudio psicológico sobre sus efectos, y contiene muy brutas peleas a puñetazos, que en el protagonista apenas dejan la menor huella en su faz (en la frente sí queda un bonito recuerdo cel cadenazo que le pega el malo de la peli).
Tiene la siempre grata presencia de la bellísima Ida Galli, conocida internacionalmente como Evelyn Stewart, y Robert Hundar como siempre con cara de muy mala hostia. Por su parte William Berger sí que hace esfuerzos en su taimado personaje, pero el guión no le saca provecho y todo queda melifluo y al final decepcionante.
En resumidas cuentas, que podría haber estado mucho mejor, pero se queda en un spaguetti mediocre, uno más para olvidar.

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Sam Flánagan (Steffen), con tilde en la primera "a" como buena esdrújula hispana, es un pobre pistolero casado con la bella Lisa (Galli), que combate con la Unión en la guerra de Secesión, que sufre una amnesia postraumática consecuencia de los golpes que le infiere su antiguo amigo Sam Kellog (Berger). Todos lo dan por muerto.
Sin memoria y con graves acusaciones en su contra vaga sin rumbo hasta que regresa a Dixon, su pueblo, tratando de reencontrarse con su pasado. Después de varias peleas y encontronazos que se saldan a tiros, la búsqueda lo lleva a Golfin que, como su propio nombre parece indicar, es un refugio de golfos y bandidos de la peor calaña que huyen de la justicia y de los detectives Pinkerton. Por cierto, ¡cuántos santuarios de este tipo había entonces en el Oeste!
Por fin allí se reencuentra con su esposa, ahora unida contra su voluntad con uno de los bandidos y completamente alcoholizada. Junto a ella tratará de recuperar su pasado: "Recordar es horrible. Es mejor no intentarlo".
Western italiano, con lo que ello lleva consigo de bueno y de malo. En cualquier caso, una buena historia regularmente contada, con altibajos narrativos, buena tensión en el tiroteo final. En cuanto a interpretación hay de todo, la música acertada, a destacar algunos gags buenos como el borrachín que quiere comprar whisky y no tiene dinero: "Tengo dos dientes de oro, ¿me das una botella? -Son de plata, pero llévatela".