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Las amargas lágrimas de Petra von Kant (1972)

Las amargas lágrimas de Petra von Kant
124 min.
7,5
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Escena (VOSE)
Sinopsis
Petra von Kant, una diseñadora de moda que acaba de separarse de su marido, vive con su secretaria-esclava Marlene (personaje simbólicamente mudo). Cuando su amiga y confidente Sidonie le presenta a Karin, una joven de origen humilde, se enamora locamente de ella y le promete que va a convertirla en una famosa modelo. Sin embargo, Karin la abandona poco tiempo después para irse con su marido que, después de un viaje, acaba de volver a Frankfurt. Petra cae entonces en una profunda depresión. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Melodrama Homosexualidad Escenario único
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Alemania del Oeste (RFA) Alemania del Oeste (RFA)
Título original:
Die Bitteren tränen der Petra von Kant
Duración
124 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de Rainer Werner Fassbinder
Links
Premios
1972: Festival de Berlin: Sección oficial de largometrajes
1972: 3 Premios del cine Alemán: incluyendo mejor actriz (Margit Carstensen)
8
Las relaciones de amor no son relaciones de dominación
Fassbinder, director y guinista de la obra, nos ofrece un drama de amor, pasión y abandono, de gran calado y de corte clasicista, que recuerda los temas de Douglas Sirk. La acción transcurre íntegramente en una habitación múltiple de la vivienda-taller de la protagonista, que a lo largo de las cinco partes que componen la obra se va adaptando, sin grandes variaciones, a las necesidades de cada fragmento del relato. Intervienen seis personajes femeninos: Petra, su sirvienta Marlene, su amiga Sidonie, la joven Karin, su hija y su madre. La interpretación de Margit Cartensen (Petra) y, también, la de Hanna Shygulla (Karin) rozan la perfección. Destaca el buen trabajo de la cámara, a cargo de Michael Ballhaus, que combina sabiamente encuadres fijos, encuadres de abajo arriba, encuadres horizontales y movimientos de cámara pausados y precisos. Las conversaciones entre Petra y Karin permiten al director situarlas de modo diferente, en un alarde de versatilidad e imaginación, en el marco de un clima de intimidad, sensualidad y confidencia. La acción se desarrolla sin el acompañamiento de la habitual banda de música de fondo. La música (The Platters, The Walker Brothers y fragmentos de Verdi) aparece en momentos aislados, para dar continuidad más que para acompañar la acción. El vestuario, de exótica elegancia, contribuye a crear un ambiente extraño y a la vez suntuoso que refuerza las sensaciones de sensualidad, lujuria, pasión y deseos de posesión íntima. Los diálogos entre Petra y Karin son cadenciosos, pausados, relajados. Cuando se produce la ruptura entre ellas, pese a que los contenidos se hacen injuriantes, el diálogo no pierde su ritmo. Cuando Petra es abandonada, su ánimo se sume en una profunda depresión. Cuando se recupera, ofrece a Marlene, su sirvienta, convertir su relación sadomasoquista en un nuevo tipo de relación, pero ésta rechaza la propuesta y se va. El amor no consiste en la dominación y la posesión. De ahí la soledad a la que se ve finalmente e irremediablemente abocada la protagonista.
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51 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Imitación a la vida
Estamos ante una de las películas que de manera más fehaciente demuestran aquello sobre lo que Hitchcock y Truffaut tan admirablemente insistieron en su memorable libro conjunto, a saber, que llevar el teatro al cine (en este caso, el referente es una pieza del propio Fassbinder) consiste por encima de todo en sacar provecho de las armas del lenguaje específicamente cinematográfico. Por ello, pues, no es obligatorio "airear" la obra, buscando localizaciones y exteriores inexistentes en el original; se puede rodar íntegramente entre cuatro paredes y respetar la totalidad del texto sin que el resultado sea ese híbrido llamado "teatro filmado". Si el en teatro existe un plano secuencia fijo general desde el punto de vista único de cada butaca, en el cine los planos, cada uno con su escala, duración, iluminación, movimiento, disposición de los elementos mostrados o que deliberadamente se dejan de mostrar, rimas o contraste entre ellos, etc, ofrecen una inagotable fuente de significantes que, bien aprovechada, nos permite decir que aquello que transcurre en la pantalla es "puro cine".

Esto es lo que, en mi opinión, se puede concluir de este film. Un ejemplo paralelo lo encontramos en la casi coetánea "Benilde o la virgen madre", para mí una obra maestra de Manoel de Oliveira, que adapta al pie de la letra un texto de José Régio, y donde el cineasta portugués no duda en dejar claro el origen y el carácter representacional de la película haciendo que en los créditos la cámara se pasee entre decorados y bambalinas y sobreponiendo el número de cada acto sobre la pantalla.

La comparación entre estos dos films no es gratuita, ya que ambos, como decía, huyen del naturalismo por la vía de la autodelatación del artificio. En el caso que nos ocupa, Fassbinder procede por una radical estilización en cada encuadre, jugando continuamente con el simbolismo de los fondos (sobre todo un amplio cuadro de desnudos), la disposición de las actrices en varios términos y en las diversas posturas que adoptan, el atrezzo de maniquíes, la declamación lenta que puede recordar a las de Dreyer en largos planos, etc.

Podría pensarse que el formalismo a ultranza sólo puede provocar admiración técnica pero carencia de aliento humano. No obstante, una de las cualidades más fascinantes e inaprehensibles del cine y el arte en general es la posibilidad de generar, desde dicho "distanciamiento" emocional, una sensación última de "autenticidad" o "verdad", capaz de conmover profundamente al espectador (de la misma manera que una película de look totalmente realista nos puede parecer muy "falsa"). Considero que Fassbinder lo consigue y, en el periplo de Petra (gran interpretación de las actrices) desde su máscara, no por casualidad "pétrea", a la fragilidad de sus lágrimas más amargas, derrumba progresivamente las apariencias de cada personaje conduciéndonos por los recovecos más sobrecogedores del alma, allá donde habita el deseo, el amor, la soledad, el dolor, la desesperación.
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44 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
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