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Tres mujeres (1977)

Tres mujeres
119 min.
7,1
2.041
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Pinky Rose (Sissy Spacek), una joven e ingenua enfermera oriunda del Sur, llega a una polvorienta población de California para trabajar en una residencia de ancianos. Una vez allí, toma enseguida como modelo a Millie Lammoreaux (Shelley Duvall), una joven sofisticada adicta a las revistas de moda. Millie busca una compañera de piso, y Pinky se va a vivir con ella. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Intriga Surrealismo Thriller psicológico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
3 Women
Duración
119 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1977: Festival de Cannes: Mejor actriz (Shelley Duvall)
1977: Premios BAFTA: Nominada a Mejor actriz (Shelley Duvall)
1977: Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor actriz secundaria (Spacek). 2 nominaciones
1977: Asociación de Críticos de Los Angeles: Mejor actriz (Duvall)
8
Tres mujeres
Inusual y rarísima pieza maestra en la filmografía del irregular Robert Altman, la fascinación que emana de cada fotograma de Tres mujeres es muy difícil de explicar. Hay una cierta sensación de extrañeza a la hora de observar a cada personaje, protagónico o secundario, de la historia, con un deje delirante y amargo a lo David Lynch. Pero es secundario, lo que importa es que el autor de Short Cuts ha logrado, por méritos propios, filmar la película de vampiros más insólita (y sutil) que he tenido ocasión de ver. Porque de vampirismos emocionales y suplantaciones de personalidad habla esta joya trise y desconcertante, abierta a todo tipo de interpretaciones (desde las inevitablemente freudianas a las sociales o religiosas), una soterrada aproximación al fantástico que poco a poco deja teñirse de un aura terrorífica implícita en la propia elección del casting (Spacek recién salida del baño de sangre de Carrie, Shelley Duvall -actriz fetiche de Altman- quién sabe si preludiando su futura inmersión en la locura bajo las órdenes de Kubrick).

Basándose vagamente en ciertas leyendas de criaturas ancestrales devoradoras de energía (también en un sentido sexual), Altman construye su fábula oscura enfrentando a tres patitos socialmente feos a un mundo real (pero a veces surrealista, verbigracia los padres del personaje de Spacek o el vaquero borracho) que les rechaza y les obliga a cambiar para conseguir aceptación. La dirección pausada de Altman se apropia, a su vez, del efecto distorsionador que encontraríamos al observar la realidad a través de un vaso de agua (de hecho son numerosas las imágenes captadas bajo un prisma líquido) para dotar a su relato de una silencioso cadencia acuática y, de paso, formular una metáfora en torno a la personalidad de sus protagonistas, cuyas rostros fluyen de cuerpo a cuerpo a través de invisibles vasos comunicantes. Tal vez el personaje de Janice Rule no esté todo lo bien explicado que debiera, pero bajo el conjunto aparece como un defecto menor. Al fin y al cabo Sissy Spacek y Shelley Duvall se bastan solitas para elevar el interés de la película y convertir un precioso cuento de horror en una primorosa lección de cine que se mueve constantemente bajo el signo del misterio más absoluto: el de Altman y el de sus propios personajes.

Lo mejor: su tono.
Lo peor: quedarnos sin respuestas ante las muchas preguntas que genera la película.
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68 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Si yo soy tú… ¿quién coño eres tú?
Película compleja, esta de Altman, de diversas capas o lecturas que para mí, falla en un arranque bastante lento; y sinuoso (esto último no es una pega puesto que le da más personalidad a la película). Shelley Dubai (Millie) y Sissy Spacek (Pinky Rose) son dos personas completamente desubicadas del mundo y completamente ajenas a ello. Esto es quizá lo más triste, la inopia de su marginalidad que Altman consigue que percibamos como un puñetazo en el estómago.
Las interpretaciones son tremendamente efectivas. Spacek hace un cambio de registro demoledor sin perder credibilidad y Dubai tiene un físico tan peculiar que hay películas que parecen escritas para ella. Y esta es una de ellas. Siento una opresión difícil de explicar cada vez que la acción me lleva a Dodge City porque lo percibo con un lugar malsano, apartado de toda civilización y contacto humano. Y encima tenemos esa banda sonora compuesta por saxos y trompetas. ¡Qué cosa más chunga, señores!
Aun así, y a pesar de ese tono rebuscado, la película camina entre un mar de incertidumbres. No consigo dejar de preguntarme hacia donde me quiere llevar y esas preguntas me sacan de la historia.
Su recta final es estremecedora, y podríamos citar a muchas películas que tratan el mismo tema. Es un final muy bueno, pero insuficiente a mi juicio, para más de media hora de historia que necesitó Altman para presentar a los escasos personajes. Y aún después de terminar, sabemos que Janice Rule está borrosa, mal esbozada dentro del guión.
“Tres mujeres” es un ejercicio sumamente interesante, de dirección malabar y tacto áspero.
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33 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
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