La voz que van a escuchar (1950)

James Whitmore era uno de esos eternos secundarios, al que hemos visto en docenas de películas, que aquí protagoniza junto a Nancy Davis –más conocida posteriormente como Nancy Reagan, esposa del actor y también presidente de los EEUU- esta inusual, descabellada producción a caballo entre la ciencia ficción de los episodios de “Twilight zone”, el cine religioso y el neorrealismo, original y desconcertante, cuyo argumento gira en torno a una voz en la radio que afirma ser Dios.

La película es una confusa reflexión sobre los demonios cotidianos de la clase media, la pérdida de valores religiosos en la sociedad contemporánea y, si bien el retrato de la familia de clase media, con sus obligaciones y rutinas resulta delicioso y está muy bien contado, cuando la película sale de ese marco de cotidianidad para pasar al terreno de la trascendencia no se convierte sino en un indigesto y ñoño canto a la vida sencilla, regalada, a los buenos sentimientos y a una simplona apología de la fe –no lo olvidemos, en plena era de la guerra fría–.

A pesar de todo, la película se ve con cierto deleite fascinador, un poco enfermizo, como si de una película para "freaks" se tratase y, al fin y al cabo, detrás de las cámaras se hallaba el maestro Wellman que tan solo un año después se desquitaría de esta excentricidad al rodar “Más allá del Missouri” (1951), uno de los mejores westerns de toda la historia del cine.