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La hora escarlata (1956)

La hora escarlata
95 min.
6,6
64
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Sinopsis
Aunque está casada con el propietario de una empresa inmobiliaria, Pauline Banner (Carol Ohmart), ama a su jefe de ventas, Marshall (Tom Tryon). Pensando en fugarse juntos, al enterarse de un robo que otros hombres están tramando, la pareja resuelve tomarles la delantera... pero las cosas no siempre resultan como uno las planea. (FILMAFFINITY)
Género
Cine negro Crimen
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Scarlet Hour
Duración
95 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
7
Un pequeño tesoro escondido
"The Scarlet Hour" no es el santo grial del cine negro, pero si es una de esas joyitas escondidas que da gusto recuperar. La peli parece un intento de Michael Curtiz, director que casi había inventado el cine negro, de hacer cine negro en los 50 como se hacía en los 40, con todos los cánones del género. El bueno de Curtiz contó con poco presupuesto y los papeles principales se dieron a actores debutantes, la ex-modelo Carol Ohmart y Tom Tryon. Y la Ohmart está, para mí, espectacular, dando vida no a una femme fatale esquemática, sino a un personaje tremendamente complejo y rico. Además, esa voz grave y sugerente que tiene impresiona aún más. Una pena que no desarrollará mucho su carrera cinematográfica.

De Tom Tryon, por desgracia, no puedo decir lo mismo. Creo que es lo más flojo de la película, le falta muchísimo rango para transmitir ese debatirse entre el bien y el mal que debería transmitirnos. El resto de secundarios, sin embargo, hacen un muy buen trabajo, desde James Gregory a E.G. Marshall, pasando por la gran Elaine Stricht o David Lewis. Jody Lawrence hace lo que puede con un papel un poco sosainas.

El guion es bueno, con algunos giros interesantes, aunque la peli es un pelín lenta por momentos, pero nada grave. Lo dicho, recomendable, e imprescindible para amantes del negro.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Si la compraste vas a sufrir con ella… y ella también va a sufrir contigo
Sólo hay una manera de que una relación fructifique y traiga beneficios y alegrías a ambos miembros de la pareja. Sólo hay una manera de que una relación esté asentada sobre bases firmes y pueda soportar las crisis que se atraigan con el tiempo. Y sólo hay una manera de que la especie se multiplique trayendo positiva evolución para toda la humanidad. Esa manera es: Formar pareja cuando las condiciones económicas lo permitan y cuando en ambos corazones se sienta palpitar un inmenso Amor.

Fuera de esto, el riesgo es muy alto y la posibilidad de fracasar y/o amargarse la vida suele estar bastante próxima. Si compras a una mujer, si la conquistas con regalos, con ostentaciones y promesas, pero, No sientes que te quiere por lo que tú mismo eres: por tu personalidad, tus ideas, tu manera de tratarla y de relacionarte con el mundo… entonces, vas a sufrir con ella, porque lo poco que pueda darte, por más que se esfuerce se sentirá frío y desapasionado… y ella también va a sufrir contigo, porque sentirá que no tiene lo que toda mujer anhela: Un amor de verdad. ¿Y cuál es el futuro más común? Las discusiones, las agresiones, los celos, las infidelidades… y probablemente, la tragedia.

De estas cosas, el cine nos ha hablado tanto que, uno de estos asuntos, ya suena como una fórmula: Cucho consigue chica - Chica consigue chico – Cucho se queda sin chica y sin “chinco”… ¡cuando no lo matan! Ya ustedes se acuerdan: “Thérèse Raquin”, “Obsesión”, “El cartero llama dos veces”… hasta que, al director Michael Curtiz, también le encargaron una historia semejante.

Después de 85 películas, muchas de las cuales fueron grandes éxitos, la Warner Bros. -Estudio que estaba viniéndose a menos-, rescindió el contrato que tenía con Michael Curtiz y éste pasó a las toldas de la Paramount donde firmó un nuevo acuerdo por siete años. “LA HORA ESCARLATA”, el cuarto título que rodó para esta productora, es un film noir, escrito por Rip Van Ronkel, John Meredith Lucas y, ¡sorpréndanse!, Frank Tashlin, sí, el mismo que hiciera algunas buenas comedias. Fue, ésta, una producción de bajo presupuesto. Los roles protagónicos se les asignaron a dos debutantes: Carol Ohmart, una guapa rubia que, no obstante su buena actuación, no consiguió alcanzar el éxito, y Tom Tryon, actor que se impondría luego en “La historia de Ruth” y, sobre todo, en “El Cardenal”, y como autor de la novela en que se basó “El otro” de Robert Mulligan. Junto a ellos, sobresale, James Gregory, el marido empresario que quiso decorar su vida con una cara joven y bonita; y E.G. Marshall, el teniente Jennings, un tipo muy avisado que sabe estar donde tiene que estar.

Aunque correcto sin más, pues, de thriller tiene bastante poco, a este tipo de filmes siempre les doy la bienvenida, porque parece que no aprendemos y cada vez es mayor el número de hombres y mujeres que deciden hacer sus vidas con personas que, mientras llenan sus vacíos materiales, les producen, día a día, un vacío existencial que siempre trae amargura y desencanto… y esto sólo va a cambiar cuando llegue el Despertar.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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