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La raza superior (1944)

La raza superior
95 min.
5,3
21
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Sinopsis
En junio de 1944, cuando los aliados declaran el día-D y los últimos reductos alemanes huyen como los cuervos de la tormenta, en Kolar, Bélgica, los aliados tratan de reconstruir el pueblo... pero también allí quedan nazis que, como nubes negras, están dispuestos a procurar que la paz no llegue nunca. El instructor nazi, Frederick von Beck (George Coulouris), tomará la iniciativa, pero allí está el mayor Phil Carson (Stanley Ridges) y otros valientes para enfrentarlo y proteger al pueblo. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Bélico II Guerra Mundial Nazismo Propaganda
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Master Race
Duración
95 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
7
“Cuando Dios hizo a las personas, tuvo una gran idea”
Tuvieron que pasar 47 años, para que la membresía de, Herbert J. Biberman (excluida en 1950), fuera póstumamente resarcida en la Guía de Directores de América, pues, los efectos del abominable Comité de Actividades Antiestadounidenses (HUAC), perduraron durante largo tiempo.

Hombre de gran cultura, notable guionista y director, su magnífico filme, “La Sal de la Tierra” -un semi-documental con el cual reivindicó el compromiso de las mujeres que han apoyado las luchas sindicales-, ha sido catalogado ‘culturalmente significativo’ por la Librería del Congreso de los Estados Unidos de Norteamérica, y también fue incluido para su preservación en el National Film Registry.

Diez años antes que, “La Sal de la Tierra”, <<LA RAZA SUPERIOR>>, financiado por la RKO, fue el tercer largometraje que pudo realizar Biberman, y fue, éste, su aporte al cine de propaganda que tanto reclamó el país norteamericano tras su entrada en la II Guerra Mundial. Se parte de una historia escrita por el propio Biberman, y el guion -firmado por él mismo con la colaboración de Anne Froelick y Rowland Leigh-, comienza el llamado Día-D (6 de junio de 1944), fecha en la que comenzó a ejecutarse la llamada Operación Overlord por parte de los Aliados, con un gran desembarco y despliegue aéreo en Normandía, mediante el cual se comenzó a recuperar a Europa y a acabar con la agresiva amenaza Nazi-Fascista.

El filme arranca cuando están a punto de iniciar su desbandada los altos mandos alemanes que, hasta entonces, estaban posesionados de gran parte de Europa, y cuando todavía su iluso instructor les sigue hablando de la pretendida Raza Superior, al tiempo que los invita a seguir atormentando y dividiendo al mundo dondequiera que se encuentren. Una suerte de maldición que todavía resuena, con algún poder, en las naciones más diversas de nuestro planeta.

Entre tanto, los Aliados -en cabeza del mayor inglés, Phil Carson, y con presencia rusa y americana-, se esmeran por reconstruir a Kolar, Bélgica, un pueblo agrícola al que la guerra ha dejado bastante maltrecho.

Estamos ante una historia de solidaridad, de hermandad sin distingos de raza, cultura o nacionalidad, donde incluso a los alemanes presos y con deseos de redimirse, se les da una oportunidad y, a algunos, se les deja libres y se confía en su deseo de redención hasta que demuestren lo contrario. El filme apologiza la unión de todos los hombres, da un fuerte significado al trabajo mancomunado, y muestra los grandes beneficios que trae vivir en comunidad, dando cada uno lo mejor de sí y contribuyendo al bienestar de todos con los talentos individuales.

Con un equipo actoral bastante talentoso, aunque no muy reconocido (George Coulouris, Stanley Ridges, Nancy Gates, Osa Massen, Lloyd Bridges, Gigi Perreau…), y una muy buena fotografía con las cámaras de Russell Metty, Biberman logra un filme de alto atractivo técnico-argumental, con el cual dejó bien plasmado su espíritu pacifista, su propósito de hermandad, y su inmenso deseo de que, en la tierra, no vuelva a haber guerra nunca jamás.

Pero, ninguna de éstas cosas supieron entenderlas ni valorarlas los obtusos cazadores de brujas, y contra todo, el nombre de, Herbert J. Biberman, se puso en la picota pública, se le difamó y se le tuvo en prisión durante seis meses porque, junto a otros nueve grandes y muy respetables cineastas, se negó a declarar ante un comité que dejó para la historia una penosa estela de vergüenza.

Contra todo lo que pueda decirse en contra de la humanidad, hay también tantas cosas buenas y maravillosas, que suena muy bien la frase que sale de los labios del viejo Bartoc:

“Cuando Dios hizo a las personas, tuvo una gran idea”.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Muy estimable, con un fondo que sigue teniendo, desgraciadamente, plena vigencia
Muy estimable película de la R.K.O., que se puede considerar muy bien de propaganda de los aliados para, ya casi no enfrentarse a los alemanes en la guerra por cuanto esta estaba practicamente ganada, sino para luchar contra su infausto recuerdo en la durísima postguerra que a todo/as les tocaba afrontar.
Herbert J. Biberman, uno de "los diez de Hollywood", que tuvo que padecer la terrible Caza de Brujas del Hollywood más oscuro que se pueda recordar, junto a Anne Froelich y Rowland Leigh escribió un sólido guión que tocaba muchos palos y parece escoció sobremanera a políticos de baja estofa.
Sin embargo la película no es una loa al comunismo (aunque uno de los tres protagonistas sea un soldado y a la vez médico ruso), sino un canto a la solidaridad, al empeño y lucha diaria que los pueblos diezmados por las bombas tendrían que llevar para volver a dar vida a sus hogares, no ya olvidando, pero sí dejando atrás las viejas rencillas o afrentas y traiciones por más dolorosas que estas fueran.
La búsqueda de una hermandad y humanidad sin que las diferencias entre culturas y nacionalidades fueran tenidas en cuenta por bien de un objetivo común: la preservación de la Libertad y de la Paz, palabras que en aquellos tiempos adquirían una importancia hasta entonces para mucha gente inusitada.
Y todo ello se muestra en pantalla de forma atractiva, aunando diversos géneros en uno: intriga, drama, problemática social...
Muy bien dirigida por Biberman y ejemplarmente interpretada, haciendo especial hincapié en los dos protagonistas principales, que encarnan las dos caras de la moneda: el Mayor Aliado, siempre ayudando a la población y el coronel nazi infiltrado entre las buena gentes del lugar, esparciendo la zizaña.
Stanley Ridges y, sobre todo, un George Coulouris, rezuman credibilidad en sus respectivos roles.
En este sentido, el discurso del comienzo a cargo del Coronel Nazi a otros militares sobrevivientes de la Guerra, es clarificador y todavía tiene rabiosa actualidad, pues lo que él dice muchos políticos lo están poniendo en práctica en nuestros días, desgraciadamente.
Muy buena película, que para mi era desconocida y que me ha causado honda huella.

https://filmsencajatonta.blogspot.com
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