arrow

Dulces magnolias (Serie de TV) (2020)

Dulces magnolias (Serie de TV)
52 min.
5,2
400
Votar
Plugin no soportado
Añadir a listas
Disponible en:
Suscripción
Trailer Temporada 3 (INGLÉS con subtítulos en ESPAÑOL)
Ver 4 más
3
Con tanta diversidad falla la veracidad
Ésta es una serie no apta para diabéticos, lo advierto desde ya. El índice de glucosa por capítulo es de tal nivel que podría reventar hasta a un elefante.

Sólo hay tres cosas que yo destacaría y que han conseguido que la haya visto hasta el final, y ésos son los 3 puntos que le doy.

Serían los siguientes:

1. Las margaritas. Las protagonistas se zampan todos los días unas jarras de margaritas de todos los sabores, colores y variedades que me han hecho babear considerablemente, dado que la margarita es mi cocktail favorito. Un punto muy a su favor.

2. Las luces. La acción transcurre en ese tipo de pueblito que tiene iluminación por todas partes. Calles, casas, arbolitos, todo iluminado. Es tal la profusión de luz que parece vivir en una permanente Navidad, y como la Navidad es también mi época del año favorita le doy otro punto.

3. Las tres protagonistas. Me encantan, cada una en su estilo. A pesar de lo beatas, de lo hiperglucémicas y de lo petardas que se ponen a veces, tengo que decir que son tres mejores amigas de ésas que a una le encantaría tener. Que están siempre ahí, para todo, a cualquier hora, que nunca te fallan. Incondicionales. Ése es otro punto muy favorable, la verdad.

A ver, la serie es inclusiva hasta la ridiculez. No falta un colectivo en el pueblo, ni por color, ni por religión, ni por tendencia sexual. Hay para todos los gustos, chinos, negros, blancos, gordos, flacos, cachas, homos, heteros... si acaso falta algo sería un trans. Es lo malo del exceso de diversidad, que siempre habrá un colectivo que se sienta marginado porque entre tanta inclusividad se ha quedado fuera. Además, seamos sinceros, con tanta diversidad falla la veracidad. Las probabilidades de que en un pueblo pequeño haya tal cantidad de gente de tan variado pelaje son francamente muy escasas, por no decir nulas.

Las mismas tres protas son una gorda gordísima, una negra supercachas y una bajita pelirroja que parece una princesita Disney. Todas sin excepción se enrollan con maromos de muy buen ver. Hay mezcla amorosa tanto de colores como de guapura como de complexión física. Por supuesto no falta la pareja ideal de amigos gays. Tampoco el típico canto a la sororidad universal. Y naturalmente también están los inevitables malos corruptos, que nunca pueden faltar en un pueblo de estas características, sobre todo para resaltar lo buenísimos que son los buenos.

Hay que felicitar a la creadora, Sheryl J. Anderson, que por lo visto es también la autora de los libros en los que se basa la serie. Ha conseguido crear un mundo superyuppi de bondad, paz y amor que resulta grato de visitar y no complica demasiado la cabeza. Si acaso yo diría que, aparte del exceso de almíbar, le sobra también una mijilla de meapilismo, dado que los personajes se pasan media vida en la Iglesia, que la pastora de la congregación es algo así como la psicóloga de todo el pueblo y que prácticamente todo lo hacen en el nombre del Señor. Da bastante repelús, la verdad. Menos mal que luego lo compensan con el toque salado de las margaritas.
[Leer más +]
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más información sobre Dulces magnolias (Serie de TV)
Fichas más visitadas