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A las nueve cada noche (1967)

A las nueve cada noche
104 min.
7,0
1.854
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Cuando muere su madre tras una larga enfermedad, los siete hermanos Hook la entierran en el jardín, pues temen ser separados y enviados a distintos orfanatos. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Infancia Familia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Reino Unido Reino Unido
Título original:
Our Mother's House
Duración
104 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1967: Premios BAFTA: Nominada a Mejor actor británico (Dirk Bogarde)
1967: Festival de Venecia: Nominada al León de Oro
9
Absolutamente terrorífica
Sin efectismos, sin monstruo, sin litros de sangre: el terror psicológico que exuda a oleadas asfixiantes de esta gran película perdura hasta mucho después de haberla visto. Siete niños, educados bajo una estricta moral religiosa, pierden a su madre y deciden no decirle nada a nadie para que no les lleven a un orfanato. Entierran el cadáver en el jardín y viven como si su madre siguiera allí con ellos; a las nueve cada noche, organizan una sesión espiritista para contactar con la difunta, a quien relatan su día a día con escalofriante naturalidad. Las nociones sobre pecado, pureza, sacrificio impregnan las mentes de los niños, deudores de los rígidos principios de la madre muerta, que parece hablar a través de ellos.
"A las nueve cada noche" es una de las escasas obras que reclama activamente la imaginación del espectador. Si nos limitamos a verla pasivamente, sólo nos encontraremos un drama extraño y perturbador, pero profundamente triste. Pero si nos permitimos ir más allá de lo evidente, tendremos una de las más sutiles películas de terror que se hayan rodado nunca.
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49 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Todo sobre mi madre
Pocas cosas más espeluznantes hay en este mundo cinéfilo que cerrar los ojos y oír el doblaje al castellano de voces infantiles. Pero más allá de este inconveniente histórico aún no resuelto en nuestra industria y aquí multiplicado por siete, en muchos otros aspectos —en este caso sí positivos— resulta espeluznante "Our Mother’s House" (sí, la libre traducción de los títulos extranjeros es otro de esos inconvenientes… ).

Ha sido una muy agradable sorpresa descubrir este film poéticamente macabro y oníricamente real sobre unos niños que se "autogestionan" al morir su madre y deciden mantener el secreto enterrándola en el jardín. Una premisa de este tipo podría dar lugar a muchas películas, desde el melodrama desmesurado hasta la comedia de humor más negro, y el gran acierto de Clayton reside, a mi juicio, en que se aleja de todos los tópicos que cabría esperar y nos envuelve en una sumamente original y fascinante atmósfera plagada de extrañeza, inquietud, turbación, suspense y terror psicológico.

Este acertado tono confiere a la película una inusitada intemporalidad que ha provocado que, pese a sus irregularidades (la ruptura narrativa que supone la llegada del padre y, sobre todo, la manera de dibujar ese personaje, para mí el aspecto menos sutil de la película), mi sensación de desasosiego supere la que experimenté con el clásico del propio Clayton "Suspense" (magnífica y más equilibrada, pero en la que, al responder a códigos genéricos más estrictos, percibo más el paso del tiempo).

El director juega estupendamente con los espacios. Con una fotografía otoñal y terrosa, que puede recordar la de Bergman en "Pasión", a menudo vemos a los hermanos en el interior de abigarrados planos, generando así una sensación de asfixia ambiental y ahogo existencial, acorde con la represiva educación recibida. Es de justicia en este punto resaltar el más que espléndido trabajo de los niños, pieza clave para que el film funcione, y que incluso eclipsa a un intérprete de la talla de Bogarde.

En la misma tradición de "Supense", el relato se nutre de sugerencias: la luz de la mañana bañando la cama matrimonial vacía es más contundente que la visualización del entierro en el jardín. También una calle que generalmente vemos en perspectiva, con los personajes alejándose, muestra la disociación de dos ámbitos, el exterior y el de la casa, geográficamente juntos pero mentalmente separados por el abismo que divide el mundo secreto de los niños del de los adultos. Una fugaz pero intensa mirada de la niña "espiritista" con el padre dice más que cualquier posible diálogo. Y ejemplar es comprobar cómo unas tijeras para cortar el pelo pueden causar más pavor que la sierra mecánica para descuartizar cuerpos en cualquier thriller al uso.

Como colofón, señalar la participación de Yootha Joyce, para toda una generación de espectadores televisivos la inolvidable señora Roper.
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42 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
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