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La nota azul (1991)

La nota azul
132 min.
5,7
68
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Sinopsis
Verano de 1846: un enfermizo Frédéric Chopin pasa unos días en la casa de campo de Aurore Dudevant, su antigua amante. Los dos saben que su amor se ha acabado, pero ella le pide a Chopin que finjan que nada ha cambiado ante los numerosos amigos que ha invitado a una fiesta. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Siglo XIX
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
La note bleue
Duración
132 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Francia-Alemania;
7
La mansión de la locura
A Zulawski algunos le acusan de ser un cineasta proclive a filmar gente histérica, alienada, por circunstancias, fuera de sí, pero de una forma gratuita o exagerada. Habiendo visto más de la mitad de su producción en cine, entre sus películas francesas y polacas, no comparto en absoluto esta opinión. Es como un sello característico de este director, el que se interese por personajes al límite, al borde de un precipicio, y eso que “La note bleue” es la menos justificada de todas, algo que más adelante aclararemos.

De entrada, la traducción española de este film no estrenado en España es desacertada, como ocurre multitud de veces. La traducción correcta sería “La nota triste” y es una personal visión sobre los últimos días de Fréderic Chopin, ya aquejado de tuberculosis, con sus esputos sanguinolentos y difícilmente concentrado para componer. Está en una mansión preciosa en el campo, en Nohant, alejado de la ciudad, con su amante, la baronesa Dudevant, la propietaria del recinto, más conocida por su seudónimo, George Sand, y sus hijos, con la que con Solange, su hija, forma un extraño triángulo. En esta situación complicada todo empeora al llegar una serie de invitados, algunos de alta alcurnia como Adalbert Grzymala o de renombre, como Delacroix o el hijo de Alexandre Dumas.

Las piezas al piano se suceden casi ininterrumpidamente, en un segundo plano, encadenando una con otra y martilleando lentamente al espectador, con ganas de lanzarle el piano al mismísimo Chopin, pero lo requería su propuesta. A eso se le suma la caterva de personajes que aunque no estén del todo alterados, sí son casi hiperactivos. No digo que más una tila necesiten un lexatin o cualquier otra benzodiacepina, pero hablan mucho, se mueven más, cantan, ríen , algunos lloran y su estado anímico es muy variable, excepto Chopin, invadido por la melancolía y afectado por su precario estado de salud, por lo que casi siempre dice más expresándose a través del piano.

Pero lo que plantea hace Zulawski es acertado, me gusta, tiene momentos estupendos y otros en que parece que se le va a ir de las manos, pero eso nunca ocurre. Es más. En su barroca puesta en escena, en la que se aproxima a una obra de teatro, no por su teatralidad, porque nunca peca de ello, si no por su “orquestación”, los recursos teatrales a los que recurre, están bien utilizados, porque menos sombras chinescas hay de todo. Las posibles sorpresas las reservamos para los posibles espectadores. Se nota que Zulawski es de esos directores que manejan el código teatral y el operístico, siempre bajo su personal perspectiva.

Creo que desde Zulawski inicia a nivel personal su relación con Sophie Marceau (con la que llega a tener un hijo, Vincent), su mundo aminora ese desquicie. Eso queda latente, mientras sus personajes se humanizan algo más. Cuando vea todas las colaboraciones con Marceau lo comprobaré. El caso es que a ella la zarandea, como al resto del reparto, pero no los lleva al extremo. Aún así, “La note bleue” puede llegar a estresar al espectador medio e incluso despistarle, porque se aleja de lo que es el típico “biopic” académico.
Janusz Olejniczak como Chopin hace una buena labor, así como sus compañeros, encabezados por la trágicamente desaparecida Marie- France Pisier, actriz que cada día me gusta más, (en el rol de Sand), y Sophie Marceau como Solange. Pero el resto, desde Grazyna Dylag a Benoît Le Pecq entienden sus cometidos y los llevan a cabo.

Zulawski aprovecha todo lo que se ponga de por medio, sea su banda sonora, su vestuario, su dirección artística o su fotografía... pero no desde un punto estético, sino porque le viene bien a lo que él cuenta.
Donde pierde algo de fuerza es en los objetivos a cumplir: desde hacer un fiel retrato de todos los personajes, a la disección social (que parece inspirarse algo en Buñuel) o al intentar llevar adelante todos sus personajes y sus intenciones.

Puede que para mí “La note bleue” no se encuentre entre lo más destacado de su director, pero sí me parece un film distinto, con vida (aunque la muerte esté muy presente) y más interesante que muchos aburridos biopics en los que podrán contar más cosas, pero sin llegar a transmitir ni la décima parte de fuerza que aquí logra Zulawski. Imperdonable que no se estrenara en España, habiendo funcionado en taquilla (contra el pronóstico de muchos) lo que se estrenó de Zulawski y con la de mierdas que nos han ido bombardeando.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Siete
Película frenética con música diegética durante casi todo el tiempo. Teatral y surrealista obra, en la que los personajes no paran quietos mientras acunan al enfermo e idolatrado Chopin.
Muchas películas de época se parecen entre ellas por el vestuario y el transcurso en una sola localización como en este caso, en una casa de campo con techos altos y colores. Pero esta es de Zulawski que era un tipo muy especial.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
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