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Las olas (2019)

Las olas
135 min.
6,5
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Sinopsis
Narra el viaje emocional de una familia afroamericana afincada en las afueras de la ciudad que, tras una grave pérdida, debe abrirse camino entre el amor, el perdón y la unión. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Romance Adolescencia Drama romántico Familia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Waves
Duración
135 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2019: National Board of Review (NBR): Top 10 películas del año
2019: Premios Independent Spirit: Nominada a Mejor actriz secundaria (Russell)
2019: Asociación de Críticos de Chicago: Nom. a Mejor intérprete revelación (Russell)
2019: Premios Gotham: Mejor intérprete revelación (Russell)
8
No es un monstruo, es solo un ser humano.
Waves es el tercer largometraje del americano Trey Edward Shults, quien debutó hace tan solo unos años con el drama Krisha y dirigió el thriller de terror Llega de noche un par de años después. Hasta ahora, todas sus películas (incluyendo esta) han sido distribuidas por A24, y todas han recibido el beneplácito de la crítica. A mí, siendo sincero, no me entusiasmaron sus dos primeros trabajos, por lo que me acerqué a Waves con bastante cautela. Tras verla dos veces, puedo confirmar que estamos ante la que, al menos para mí, es la primera gran película de Shults.

Lo primero que merece la pena destacar de Waves es su enorme potencia visual. La película rebosa estilo y belleza. Shults aprovecha todas las herramientas cinematográficas que tiene a su disposición para establecer una unión indivisible entre forma y contenido. El movimiento de las cámaras, el montaje, el inteligente empleo del aspect ratio a lo largo del metraje... Todo en su fotografía cumple un propósito narrativo. Cuando aumenta la tensión, la imagen oscila con violencia, el montaje se acelera. Cuando nos centramos en un personaje turbulento y dramático, la cámara nos lo hace saber. Cuando la historia nos muestra una relación dulce y serena, todo se relaja, todo es más suave y más delicado. Waves empieza en 1.85:1, cuando Tyler está en su mejor momento. Las cámaras rebosan vitalidad. Movimientos circulares, cortes precisos. Poco a poco, las cosas se empiezan a torcer. Nos vamos al 2.35:1. Y en el climax de la primera mitad, cuando todo se va a la mierda, nos quedamos encerrados en el claustrofóbico 4:3. Todo el estado emocional de los personajes, todo el proceso, se expresa utilizando el lenguaje cinematográfico.

Y es que esta claro que Waves es, ante todo, una película puramente emocional. Seguimos a dos personajes distintos, y sus desarrollos se complementan en perfecta simetría, dando a la película una sensación de finalidad, a pesar de su final abierto. Si la primera mitad trata sobre la responsabilidad y el sufrimiento, sobre cómo todo se desmorona, la segunda trata sobre el perdón y el proceso curativo, sobre recoger todas las piezas y recomponerse. Ambas mitades comparten sutiles paralelismos visuales repartidos entre el bien llevado melodrama, haciendo el viaje enormemente satisfactorio. El primer amor de la adolescencia y la familia son pilares temáticos evidentes, y si una mitad de Waves te muestra una parte, la otra te mostrará la contraria. Es cierto que hay algún momento excesivamente histriónico, además de un par de ideas a medio cocer (el componente racial se menciona de pasada pero nunca se trata en profundidad), pero creo que el conjunto funciona, y mucho, porque Waves siempre nos mantiene anclados en unos personajes bien definidos, que se relacionan de manera orgánica.

Las interpretaciones son espléndidas. Kelvin Harrison Jr. ya hizo un trabajo sólido en Luce hace tan solo unos meses, y aquí sigue demostrando que es una auténtica promesa. Taylor Russell está aún mejor como Emily. Sterling K. Brown hace un papelón interpretando al patriarca de la familia Williams, y me parece surrealista que haya pasado tan desapercibido en la temporada de premios. Lucas Hedges vuelve a ofrecer otro papel solvente en una película independiente, y no sé cuántos van ya. Tal vez sea Alexa Demie la más floja del elenco, pero bueno, cumple.

Y por favor, hablemos por un momento del soundtrack, porque es que está compuesto por temazo tras temazo, la gran mayoría salidos de la última década y que están elegidos con un gusto exquisito. Animal Collective, Kendrick Lamar, Kanye West, Tame Impala, Frank Ocean, Radiohead... Un lujazo, vaya. Y lo mejor es que, como la fotografía, la música también cumple una función narrativa. Las canciones están súper bien hiladas, se entrelazan con la historia y contribuyen mucho a crear la atmósfera ligeramente neblinosa de la película, a darle un rollazo muy fresco y muy actual. Más bandas sonoras que apuesten por este tipo de música, por favor, que a mí también me gustan Buffalo Springfield y Stevie Wonder pero estoy un poco harto de que se escojan siempre las mismas canciones.

En fin, que me ha encantado Waves. Su ostentosidad visual, su habilidoso montaje, la sensibilidad de su historia, el talento de sus actores... Todo me parece de bastante calidad. Me habría gustado que desarrollara un poco más la relación del padre con los demás miembros de la familia, tal vez porque Sterling K. Brown está tan fantástico que el tiempo que se le dedica en pantalla me sabe a poco. Y a veces admitiré que es algo postureta. Pero no puedo ponerle muchas más pegas, la verdad. Creo que el contraste entre sus partes no gustará a mucha gente, pero yo, por mi parte, estoy muy satisfecho con el resultado y no puedo hacer más que recomendarla.

Calificación: Imprescindible
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31 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Crítica de Un momento en el tiempo - Waves por Cinemagavia
*Euforia juvenil

Tyler (Kelvin Harrison Jr.) es un adolescente afroamericano que lo tiene todo: popularidad, éxito como deportista, una novia guapísima y una familia que le apoya. Pero tras un descubrimiento que pone en peligro su prometedor futuro, su vida comienza a desmoronarse. Tras Krisha (2015) y Llega de noche (2017), Trey Edward Shultz sigue labrando su carrera dinamitando los núcleos familiares con Un momento en el tiempo (Waves), adentrándose esta vez en el territorio del melodrama y desde una perspectiva juvenil emparentada con Euphoria, la brillante serie de HBO cuya primera temporada se emitió meses antes de la presentación del largometraje en el Festival de Toronto.

Tanto la película de Shultz como la serie creada por Sam Levinson abordan el desencanto de la adolescencia con colores saturados, una playlist perfecta para cada situación y con tiros de cámara que dan vueltas en torno a unos personajes al borde del abismo.

*Tensión familiar

Que nadie se lleve a engaño por haber definido Un momento en el tiempo (Waves) como un melodrama: los conflictos que aborda el film son tremendos, pero las salidas de tono están muy medidas. Shultz va dando forma a la tragedia que se avecina con una tensión y una incomodidad crecientes que, pese a alcanzar su clímax hacia la mitad del metraje, no terminará de abandonarnos hasta el final de la historia, valiéndose de múltiples recursos para hacerlo posible: cambios en el formato de imagen acordes con el estado de liberación u opresión que siente el personaje central, significativos silencios, llantos discretos, discusiones hirientes, elipsis… Un momento en el tiempo (Waves) nunca cae en la monotonía, aunque sus dos horas y cuarto de duración se sientan un tanto excesivas y se produzca un giro durante el mencionado clímax que hace que la película se transforme en otra muy diferente.

*Dos historias en una

Esas dos «mini-películas» en las que se compone Un momento en el tiempo (Waves) crearán división, pues habrá quien le guste más la opresiva bajada a las infiernos que supone la primera, y a otros el doloroso pero esperanzador camino de vuelta de la segunda. Aunque sean distintas entre sí, se establece un interesante diálogo entre ellas sobre la asunción de responsabilidades durante el proceso de madurez, la importancia de la comunicación familiar, el primer amor o la experimentación de los jóvenes con las drogas.

Todo expuesto sin afán de moralismo, con menos interés en subrayar que en plasmar los sentimientos a través de sus dos talentosos protagonistas, Kelvin Harrison Jr y Taylor Russell, respaldados por un estupendo elenco de secundarios compuesto por Sterling K. Brown, Renée Elise Goldsberry, Lucas Hedges y Alexa Demie, quien curiosamente también forma parte del elenco de Euphoria.

*Conclusiones

Aunque su ambición no se ha visto recompensada en la temporada de premios, Un momento en el tiempo (Waves) es tan sólida en su vertiente familiar como en su aproximación íntima a la desazón adolescente. El conflicto racial de la trama queda reducido a una línea de diálogo y sus constantes cambios rítmicos y narrativos no siempre encajan igual de bien, pero su ecléctico repertorio musical, sus imágenes, su nervio y la ternura que termina por abrirse paso ante la fatalidad convierten a Un momento en el tiempo (Waves) en una imperfecta amalgama que deja poso y mucho en lo que pensar.

Escrito por Jorge Blanch
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