Malaca (1949)

Ni siquiera sabía que existía esta película. En realidad, me la compré al ver que era de Richard Thorpe (artesano concienzudo con el que se han hecho muchas bromas en nuestro idioma), y protagonizada porla extraña pareja Tracy/Stewart. Bien, y encima salen Valentina Cortese, Lionel Barrymore, Gilbert Roland, Sidney Greenstreet y John Hodiak. Un lujo, oigan. Hay unas gotas de Casablanca, nada disimuladas, amor, guerra, emboscadas nocturnas, japos pérfidos... Y el miscasting de antología: James Stewart, más soso que una acelga, la imagen perfecta del patriota made in USA, interpreta algo así como a un científico aventurero desprovisto de escrúpulos que, ustedes perdonen, no pega ni con cola. De hecho, lo acaban matando por burro, cuando se emperra en una misión imposible que ni Tom Cruise habría solucionado. En cuanto a Tracy... Pasaba por allí. Debía ir de bourbon hasta las cejas, porque su interpretación es de puta pena, así de claro (fijaos cuando el malvado japo le pega durante el interrogatorio: ni se inmuta). Un festival de despropósitos, pero simpática, para qué nos vamos a engañar. Cortese (entonces Cortesa) "canta" Blue Moon", como demostración de que dios no la había llamado por los caminos de la música, y no acaba de dar el pego como cantante de cabaret barato. Pero pasad y ved: no os arrepentiréis.

Una delicada -por peligrosa- operación secreta en Oriente llena la pantalla de embrujo, de olor a especias y de hermosos crepúsculos en blanco y negro pero también de una trama intensa.
La historia está bien urdida, las situaciones se presentan a su debido tiempo y en este caso la pausa es una virtud.
Pero no se puede negar que resulta algo lenta y que se echa de menos un desarrollo más dinámico durante la primera mitad de la película.
Reseñar también que su excesiva carga maniquea no le favorece.