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Ceguera (2008)

Ceguera
118 min.
6,3
22.907
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Tráiler (ESPAÑOL)
Sinopsis
Adaptación de la novela "Ensayo sobre la ceguera", del Premio Nobel portugués José Saramago. Una misteriosa epidemia de ceguera se propaga en todo un país. Las primeras víctimas son recluidas en un hospital sin recibir explicaciones. Entre ellas está una mujer que conserva la vista, pero lo mantiene en secreto para poder acompañar a su marido, que se ha quedado ciego. Dentro del hospital se impone la ley del más fuerte, lo que dará lugar a todo tipo de atrocidades. Mientras tanto, el caos y el terror dominan las calles. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Thriller Distopía Pandemias Discapacidad Discapacidad visual
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Brasil Brasil
Título original:
Blindness
Duración
118 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Brasil-Canadá-Japón;
Grupos
Adaptaciones de José Saramago
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Premios
2008: Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro
2008: Festival de Sitges: Diseño de producción, Premio del público
7
Terror ciego
La sociedad diseccionada desde los ojos de Meirelles, que ve con clarividencia y acierto el camino a trazar en "Blindness" y lo hace con acierto, brillantez y un pulso digno de los mejores. De entre las críticas profesionales he sonsacado una frase que me ha llamado mucho la atención, y en ella se expone que el brasileño no llega a rasgar si quiera la superficie de la novela de Saramago, pero sin haber leido susodicha novela, diré que me parece absolutamente indiferente, porque Meirelles arroja temas de lo más controvertidos sobre la pantalla, pone en juicio la moral y las actitudes de algunos personajes y traza una maravillosa historia donde no hay buenos ni malos, no hay locos ni cuerdos, sólo hay personas intentando resguardarse de un mundo que conocen, pero que temen porque jamás lo habían sentido así y porque sus posibilidades nunca se habían visto menguadas de esa forma.

"Blindness" arranca con unos primeros minutos de cine puro, en ellos, se nos pone en situación y Meirelles dirige con acierto envolviéndonos en un mundo donde todavía no ha empezado a reinar una especie de caos imperante y oscuro, un lugar en el que todavía podemos observar el blanco sobre negro, el blanco imperante de esa ceguera que dinamita las posibilidades de todos los personajes menos de uno: el de Julianne Moore. En él, se reflejan como nunca los temores y la ansiedad por quedar atrapada en ese pequeño microcosmos donde, no sólo no puede hacerse cargo de una situación que le sobrepasa, es superior a ella, sino además no puede sentirse confabulada ni con su propio marido, aquel al que había amado durante tanto tiempo y con el que ahora no conecta, porque no hablan el mismo idioma, porque él, asustado y temeroso, se aleja de su persona más querida.

Trazado el arco donde se moverán sus personajes, el realizador desata definitivamente la vorágine y el desconcierto, sometiendo a sus protagónicos a los contundentes y tiránicos caprichos de unos cuantos que cuentan con una ventaja: Un arma de fuego en mitad de todo el caos, y la colaboración de alguien que ya sabe qué terreno maneja, un ciego de nacimiento. A partir de ahí, lo que antes eran soberbios fundidos a blanco y una inmensa fotografía luminosa, se tornan pasillos oscuros y rebosantes de basura, donde parece reinar una anarquía casi absoluta siempre bajo el yugo de ese grupo que ha decidido hacerse con el control absoluto.

Como todo, el movimiento termina obteniendo respuesta, y se pasa de lanzar reflexiones sobre hasta que punto deberían llegar los límites de la integridad y ética humanas, para concluir de modo inesperado en un film donde parecía que el más mínimo vestigio de esperanza se había desvanecido. Un film donde el blanco se termina sobreponiendo al negro, y en el que el espectador termina comprendiendo que, además, se ha querido ir mucho más allá. Porque la vista es el último resquicio de cordura humana.
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90 de 116 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
En el país de los ciegos, la tuerta es la reina
Y esa reina no es otra que Julianne Moore, una gran dama del cine, una mujer que por su madurez, su fuerza y su impresionante carrera, ya puede acceder al olimpo de las vacas sagradas, reservado solo para mujeres del talento de Meryl Streep, Diane Keaton, Lauren Bacall, Jeanne Moreau, Judi Dench, Helen Mirren, Liv Ullmann, Annette Bening o Isabelle Huppert.

Y en torno a ella, una ama de casa anodina con leves problemas con el alcohol, y a la fuerza de su personaje, a su clarividencia, Meirelles construye un hermoso cuento apocalíptico, en el que más que el propio Apocalipsis y las causas que lo produjeron, se persigue realizar un ejemplarizante análisis de la condición del ser humano, de sus más bajos instintos, de su maldad inherente así como de todo sentimiento positivo que lo empuja a luchar por las personas que le importan. No pocos le critican que al encontrarse en el cruce de caminos, escoja tirar por la vía sentimental en lugar de perseguir la política. Es un debate estéril. La realidad es que Meirelles decidió construir un canto a la vida, al ser humano, a sus defectos y a sus virtudes, un poema a la libertad, al amor y a los sentimientos, y nosotros no debemos de hacer otra cosa que darle las gracias, porque su relato enternece y horroriza a partes iguales, te empuja a acudir al primer supermercado a comprar 50 latas de atún, pero antes te paraliza en el asiento, embobado por su compleja apuesta visual y por un final inteligente, que ni es blanco ni negro, ni todo lo contrario, simplemente esperanzador. Como esperanzadora resulta la atípica carrera del director brasileño en un mundo tan caótico como este, donde las sombras parecen vencer a las luces.
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94 de 136 usuarios han encontrado esta crítica útil
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