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Mujeres caníbales (1973)

Mujeres caníbales
84 min.
4,4
64
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Sinopsis
Una pareja queda atrapada en un pueblo donde hay un extraño restaurante, que posee un menú no apto para vegetarianos. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Terror
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Canadá Canadá
Título original:
Cannibal Girls
Duración
84 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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Premios
1973: Festival de Cine Fantástico de Sitges: Mejor actor (Eugene Levy), Mejor actriz (Andrea Martin)
4
EL LADO SALVAJE DE REITMAN
La filmografía del canadiense Ivan Reitman (1946-2022) está jalonada por sus trabajos como director y productor, más interesantes en esta segunda faceta (recordemos que produjo algunos de los primeros films de David Cronenberg, John Landis e incluso la novedosa animación “Heavy Metal”) que en la primera de pobre y anodino resultado (éxitos coyunturales como “Los Cazafantasmas” pasando por trabajos convencionales “Peligrosamente juntos”, para terminar con comedias como “Los gemelos golpean dos veces”, “Junior”, al servicio del lucimiento de Arnold Schwarzeneger, que no es precisamente mi actor favorito).
“Mujeres caníbales” (1973) supuso su segundo largometraje; una modesta serie B con ciertas dosis de gore, erotismo y comedia. Posee un estilo amateur de torpe narrativa, donde impostadas secuencias excesivamente alargadas no aportan nada a la historia. Farnhamville un siniestro y nevado rincón perdido, alberga un reverendo satanista (parodia del tristemente célebre Charles Manson) y tres chicas caníbales que parecen vampiras salidas de una película de Jean Rollin y futuro germen de la icónica “Las hijas de Drácula/Vampyres” (José Ramón Larraz, 1974) con la que guarda ciertas similitudes. La pareja protagonista formada por Eugene Levy (surrealista la obtención del premio como mejor actor en la 6ª edición del festival de Sitges de 1973, aunque hay que comprender que eran los tiempos de Antonio Ráfales donde se premiaban barbaridades como “Necrophagus” de Miguel Madrid) y Andrea Martin (también ganadora en Sitges y vista en “Black Christmas” de Bob Clark, otro clásico del horror canadiense) conducen con diálogos improvisados una trama circular, que bien trabajada podría haber dado resultados más satisfactorios.
A pesar de las limitaciones mencionadas y otras, “Mujeres caníbales” merece ser vista por su aureola salvaje, libre e independiente. Porque desprende la ilusión juvenil de sus creadores y deja un regusto agradable en el espectador amante del cine de género. Y recordad: “Dentro de mí y fuera de mí honro la sangre que me da la vida”.
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