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Fausto (2011)

Fausto
134 min.
6,4
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Escena en el lago (VO)
Sinopsis
Ambientada en el siglo XIX. Se basa en la leyenda alemana de Fausto, un sabio que hace un pacto con el diablo, y en las adaptaciones literarias del mito por parte de Goethe y Thomas Mann. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Fantástico Siglo XIX
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Rusia Rusia
Título original:
Faust
Duración
134 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de Johann Wolfgang von Goethe
Links
Premios
2011: Festival de Venecia: León de Oro (mejor película), premio SIGNIS
2011: Festival de Gijón: Mejor dirección artística
2011: Satellite Awards: 4 nominaciones, incluyendo mejor película de habla no inglesa
2011: Mar del Plata Film Festival: International Oficial Selection
2011: London Film Festival: Sección oficial largometrajes a competición
7
Elegía de un viaje
Aunque estoy lejos de conocer al dedillo la obra de Alexandr Sokurov, podría decir que hay tres claras divisiones en su cine. Por una parte, los documentales, generalmente de corte político o histórico, que hermanan con sus llamadas "elegías", ejercicios dentro del lenguaje del documental pero que van más allá para transmitir sensaciones y estados vitales. Podría usarse el término "poesía visual" para referirse a ellos a pesar de que no deje de ser un cliché. En tercer lugar pero no menos importante está su producción de ficción. Obras narrativas (en mayor o menor medida) que tratan sobre temas comunes y que se dividen en varias 'sagas': la familia, el poder, etc. "Fausto" es la última entrega de la tetralogía centrada en figuras históricas, que completa lo iniciado con "Moloch" (1999), "Taurus" (2001) y "Solntse" (2005), que desarrollaban la personalidad de Hitler, Lenin y el emperador Hirohito, respectivamente. Aquí, como se puede intuir por su nombre, encontramos una adaptación de "Faust", la obra de Goethe.

Al contrario de lo que ocurre con otras traslaciones del material original al séptimo arte (como podrían ser la soberbia versión de F.W. Murnau en 1926 o la bizarra de Jan Svankmajer en 1994), lo que encontramos aquí no es tanto una adaptación per se como un ejercicio libre de imposiciones que reescribe el mito original para adentrarse en algunos otros caminos. La historia inicia con el doctor Fausto y por supuesto el pacto con Satán tiene lugar pero lo que no ocurre es lo que podríamos preveer en un principio. Con una narración lenta, pero bastante rítmica para lo acostumbrado en el cine del realizador, lo importante no es tanto lo narrativo como lo visual, a pesar de que existe un equilibrio entre ambos elementos sobre todo a partir del segundo acto (tras una escena en un cementerio), donde la película empieza a subir y no baja hasta su final. Con una dirección sólida y una fotografía superlativa, se crea una estética entre la realidad y la fantasía y se crea un vínculo con el espectador que rara vez se rompe llegado al punto citado, a pesar de que su primer acto se dilata más de lo necesario y deja algún momento un poco anodino.

Afortunadamente esto sucede en dosis muy cortas y lo verdaderamente importante funciona. Visualmente es portentosa a todos los niveles (no se veía una forma de encuadrar tan pictórica desde que Kubrick firmase "Barry Lyndon"), pero no queda lejos la labor de unos actores entre los que destaca, además del protagonista, la bellísima Hanna Schygulla. Premiada con el León de Oro en Venecia (galardón discutible, pues compitió con -entre otras- "Shame" de Steve McQueen, que es superior -aunque diferente-), "Fausto" merece ser vista y disfrutada, aunque no es una obra pasiva; exige la implicación del espectador. Una película potente que desde luego se coloca entre lo mejor proyectado en la 49 edición del Festival de Cine de Gijón.
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29 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El Fausto más lírico y filosófico
De entrada, estamos ante una película inabarcable para un solo visionado, al mismo tiempo que es una realización que disfrutas más a posteriori meditando en todas las posibles lecturas que tiene todo su desarrollo. Es imposible tildarla de aburrida, ya que la práctica totalidad de sus escenas y diálogos buscan una intencionalidad, en algunos casos tal sutil que es difícil de ver y seguir. Sorprendentemente, tampoco estamos ante una adaptación fiel de la obra literaria de Johann Wolfgang von Goethe, tal como reza en los créditos iniciales, sino que va más allá. En realidad, Sokurov busca su propia aportación sobre la leyenda, sumándose así a otros a acercamientos ajenos a la visión de Goethe, entre los que podríamos destacar el célebre "Doktor Faustus" de Thomas Mann, versión ésta con la que no deja de tener ciertos puntos en común, principalmente desde el punto de vista de la profundización psicológica de los personajes.

En el plano técnico, es innegable que la película es un prodigio, aunque también es cierto que algunas actuaciones caen en la exageración del histrionismo. Con todo, los personajes principales están soberbios, contando con momentos que logran hipnotizarnos, principalmente en alguno de los encuentros entre los dos protagonistas Fausto y Margarita. Y es que ese hipnotismo sólo es posible gracias al virtuosismo de la cámara de Sokurov que, aunque pueda parecer tópico, nos recuerda inevitablemente al maestro Tarkovski, principalmente por su forma de ver a través de la cámara que se manifiesta en las escenas de interior y de la naturaleza. Por su parte, las secuencias callejeras sobresalen también por su acercamiento a la estética expresionista, óptimamente reforzada en aquellos planos magistrales en los que la cámara deforma la escena, mostrando al diablo en su grotesca realidad. A pesar de lo dicho, la película tampoco busca parecerse u homenajear la versión de Murnau, sino más bien que consigue una gran ambientación del mundo germánico decimonónico como escenario de la película.

Igualmente, Sokurov también se nos muestra como un gran conocedor de la pintura, y así lo traslada a la pantalla. En este sentido, es destacable la escena de las lavanderas que parece sacada de un cuadro de Ingres, al mismo tiempo que la pureza de Margarita se semeja a alguna de las odaliscas del pintor. Podrían hacerse más símiles pictóricos, pero es necesario referirse también al carácter filosófico de la película, lo que nos llevaría nuevamente al mundo Tarkovski. Y es que la película trata sobre las pasiones, los sentimientos, el deseo, el sufrimiento, el bien, el mal, e incluso la necesidad humana de llegar a ser como Dios. En este sentido, la película hace serias reflexiones, mostrándonos como un hombre racional de ciencia (Fausto) puede llegar a sucumbir ante los instintos que le ofrece el torpe y manipulador usurero (Mefistófeles) Sin duda, una película compleja y poética que deberá verse más de una vez para disfrutarla en todo su esplendor.
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19 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
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