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Providence (1977)

Providence
104 min.
6,6
732
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Introducción a PROVIDENCE - Filmoteca Sant Joan d´Alacant.
Sinopsis
Recluido en su habitación, Clive, un escritor enfermo y malhumorado, hace y deshace una historia cambiando situaciones y personajes a su antojo, mientras bebe sin parar en una inacabable noche. Claud es un tiránico y justiciero fiscal de la alta burguesía. Sonia, una mujer insatisfecha, se siente incapaz de dejar a su marido. Kevin es un soldado iluminado que lucha por el derecho a la eutanasia. Elena es una amante ajada que sabe que va morir. (FILMAFFINITY)
Género
Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
Providence
Duración
104 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Francia-Suiza;
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Premios
1977: Premios César: 7 Premios, incluyendo Mejor película y Director. 8 Nomin.
1977: Seminci: Espiga de Oro (mejor película)
1977: Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor actor (John Gielgud)
"Resnais reflexiona, entre otros temas, sobre el suicidio, la muerte y la hipocresía social. (...) Interesante."
[Diario El País]
8
LAS TRIPAS DE LA CREACIÓN
En noche tormentosa, un viejo y vehemente escritor, aquejado por graves dolencias intestinales, se entrega a la fabulación de un argumento novelesco mientras bebe sin cesar vino blanco.
Derrama su providente voz sobre lo que denomina 'mi pequeño universo', donde interviene apasionadamente, interpelando y jaleando a los personajes, manejándolos a su capricho.
Dibuja a un altivo hombre de leyes, Claude, moviéndose con frialdad cínica entre su insatisfecha esposa, Sonia, y su madura amante, Helen, en presencia de un abúlico exsoldado, Kevin, centrado en la astronáutica, y del hermano de éste, un futbolista en perpetuo entrenamiento, que cruza los planos como el motorista de Amarcord.

El film va y viene de la realidad a lo fabulado, se adentra en la bulliciosa mente del anciano lanzado al proceso creador.
La lógica de la creación se parece a la de los sueños, y el escritor no sólo se proyecta sobre los personajes y sus respectivos lazos, sino también sobre lo escénico: edificios ruinosos son demolidos, suenan bombas terroristas y otros meteorismos, todos los personajes beben a todas horas vino blanco, hay un mar inmóvil al fondo de varias conversaciones, los viejos sufren persecución sistemática convertidos en objetivo militar...

Los diálogos tienen un régimen obsesivo y el escritor los relanza con voz enérgica, hablando a menudo por los personajes.
Gielgud da un recital de interpretación. Los demás, en especial Dick Bogarde, no le van a la zaga.
La fotografía, en colores pálidos, contribuye a una inquietante atmósfera de superrealidad onírica.

"Providence" es un ejercicio de narrativa integral. Con escritura audaz intenta plasmar el origen del proceso creador, su irracional lógica, así como los nexos con la realidad en la que brota.
Aun complejo, el ejercicio está más o menos logrado. Ahora bien: como con pocas películas, un segundo visionado puede resultar sumamente esclarecedor.
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19 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Una maravilla con clase
“Providence” en España no ha tenido suerte, y para colmo tampoco posteriormente se la ha reivindicado. Mientras que en algunos países está considerada más que un clásico, un tótem, aquí casi se ha perdido, al igual que otros films renombrados de su época, en un olvido injustificado. Títulos tan célebres (y celebrados) en su momento como “El hombre de mármol”, “Padre padrone”, “Sección especial”, “En el curso del tiempo”, “Lenny”, “Tres mujeres” o “El árbol de los zuecos”, entre otros muchos, y que triunfaron en Cannes, parecen haber pasado a mejor vida por las nuevas generaciones de cinéfilos.

En el caso de “Providence”, en España, fue exhibida poco tiempo y sin las condiciones necesarias, algunas veces en salas con pantalla pequeña con proyectores algo defectuosos, cuando fue rodada en Spheric Panavision. La fotografía de Aronovich, excelente, varía sus tonalidades según en la narración salta de la realidad a la ficción. Por ello era imprescindible que su proyección estuviera cuidada.

Al editarla en DVD Manga Films, en su carátula trasera afirmaba que tenían los audios de su versión doblada al español (siempre se exhibió en versión original subtitulada, así que desconozco que doblaje le endiñaron), de su doblaje al catalán y de su versión original en francés con subtítulos. Error monumental, ya que eso era la versión doblada al francés, porque “Providence” fue rodada en inglés y esa, la fundamental, no la incluía.

En muchos países “Providence”, ya digo, es objeto de culto. En su país de origen, Francia, obtuvo siete “Cesars” de la Academia de cine, aún a pesar de no ser en absoluto un film para el “gran público”. Su banda sonora aquí no es reconocible, pero en varios países sí lo es. De hecho, Almodóvar, que supongo que le gustaba, hábilmente escogió el tema “Valse Crepuscolaire” como tema central para su “Entre tinieblas”. Y es que el trabajo del mítico Miklós Ròsza, que lanzó CAM, cuya duración ronda los treinta y cinco minutos, es preciosa y le viene como anillo al dedo al film de Resnais.

“Providence” sigue siendo un experimento personal, un reto artístico y una de las cumbres del cine de su director, perfectamente planificada y ejecutada, con un maravilloso guion minuciosamente elaborado por David Mercer. En las curiosas memorias de Dirk Bogarde, “Un hombre ordenado” (de Espasa Calpe), narra el gran trabajo de Mercer en el que se empleó mucho tiempo, las diferentes versiones por las que pasó para perfilarlo al máximo, lo complicado que fue iniciar su rodaje y lo difícil que resultaron sus lecturas con todos los miembros del equipo, tanto por la longitud de sus diálogos como por la complejidad de sus intenciones.

El reparto es absolutamente maravilloso. “Resnais iba a llamarnos su quinteto. Un violín, un arpa, un cello, etcétera. Aunque nunca estuve muy seguro de qué instrumento era yo: tal vez el tambor de hojalata”, confiesa Bogarde, que por vicisitudes de producción y cambios de su personaje, dudaba si embarcarse o no. Pero se fiaba en todo momento de Resnais y estaba encantado con el trabajo de Mercer, finalmente aceptó encantado. Su compañero, John Gielgud, esa eminencia actoral, llegó a afirmar que: “de lejos, es la película más emocionante que he hecho”. Es cierto, está espectacular. David Warner, pocas veces tan bien aprovechado ya que siempre, incluso en roles más irrelevantes, se confiaba en su profesionalidad , aquí estaba, además de feliz con sus compañeros, emocionado con su difícil papel, y Elaine Stricht, gran actriz, selecta con su carrera, también estaba segura de servir de pilar del reparto. Y no me malinterpreten por lo que voy a contar a continuación:

“¿Es normal que en las películas europeas una estrella no disponga de un remolque con un camerino?” le llegó a preguntar Burstyn a Bogarde. La estrella femenina era una recién oscarizada Ellen Burstyn. Tuve el placer de conocerla personalmente. Otra bestia parda de la interpretación, sea televisión, teatro por supuesto, y cine, pero menuda es mi prima, todo un carácter. Habituada a rodar en condiciones más cómodas, en seguida se habituó a rodar como hacen en Europa, de forma más modesta y bajó del podio. Estaba absolutamente satisfecha del director y de todo el equipo. Resultó ser una de las experiencias más sorprendentemente satisfactorias de su carrera, y, aunque en Estados Unidos el film no fuera un éxito en taquilla, volvemos a lo mismo, sí se convirtió también en objeto de culto por los críticos. Recompensaron los críticos de Nueva York a Gielgud como mejor actor del año, pero mucho fue, porque aunque tanto él, como el resto del reparto o la película merecían mucho más, como hemos dicho, “Providence” no es recomendable a los que no soporten películas intrincadas, o más “modernas” de lo que impone el “mainstream”. No era una película "oscarizable", se adelantó a su tiempo en todos los sentidos.

El hecho de tirar cohetes al exaltar esta película espero que no condicione al lector o lectora, creándole unas expectativas que no se cumplan si la ven, ya que “Providence” no es un film predecible, es más, creo que puede despistar más hoy que cuando se estrenó, cuando los espectadores estaban más acostumbrados al cine de autor, de forma inconsciente quizás, pero que no veían al cine “independiente” o que fuera en cierto modo diferente como un bicho raro.

No quiero acabar sin agradecer la excelente crítica del gran comentarista Manuel Alcalá que aparecía en el “Cine para leer 1978” del grupo Reseña, donde afirmaba que “Providence” era una auténtica obra maestra: “su maestría es total: técnica y artística”. Gracias por comentarios como el suyo, sé que hubo gente que, ya prevenida, pudo seguir el rastro a este gran film hasta que dieron con él.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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