Postmortem (1998)

Nos encontramos con una película hecha a medida para el señor Sheen: se mete en la piel de un ex-policía alcohólico. Aparte de esta característica tan inusual en Sheen... hemos de saber que se trata de un ex-policía famoso por haber escrito un libro top-ventas. Sheen huye de su país y aterriza en Irlanda, dónde empezará a recibir faxs con esquelas de chicas (que irán apareciendo muertas). Sheen, junto a la policía deberá atrapar al asesino en serie.

Una película que cuadra perfectamente con esas que se ponen los domingos por la tarde y que la ves cuando estás en proceso febril. Éste era mi caso.
No voy a decir que sea una película mala, que no lo es, pero es muy convencional y repetitiva, lo único que la hace diferente es ver a héroe borracho (Charlie Sheen). Es un thriller flojete, aunque el argumento base (el asesino en serie) es original y cuadra perfectamente con un enfermo mental.

Albert Pyun sabe dirigir, si se le da un guión bueno o, al menos, aceptable. Aunque sus seguidores lo conocemos, a mucha gente le cuesta apartar al Pyun de los filmes postapocalípticos rodados con cuatro duros, del Pyun creador de intensas atmósferas y buenos filmes, cuando tiene medios. "Postmortem" es un filme rodado elegantemente, con hermosos travellings y movimientos envolventes. La cámara acompaña a los protagonistas, no como si fuese un documental, sino discretamente, integrándonos en el equipo por un lado, e introduciéndonos en la cabeza del investigado, por otro. Un filme que pone en valor a Pyun, pero también a Charlie Sheen, que buscaba abandonar la comedia fácil y a Tony Riparetti, el compositor de la magnífica banda sonora y parte fundamental de la cinematografía de Pyun. Los tres se reivindican. Y de qué manera.

Quizás la película tiene un guión bastante trillado, tras tantos filmes noventeros como esos de Morgan Freeman, los protagonizados por Denzel Washington y, por supuesto, "El silencio de los corderos", "Seven" y sus imitaciones. Un malo a juego con los de estos filmes. Tópico. Aquí la gracia reside en la dirección y la interpretación. Pyun no copia a nadie. Quizás se inspira en los grandes, como Hitchcock. A Fincher lo ignora. El malo, en ocasiones nos puede recordar a Norman Bates, aunque sin madre. Esa mirada tenebrosa. La película de Pyun rezuma clasicismo. Hay aspectos fordianos en este filme, como ese final, con alguien mirando desde la colina y saliendo del plano mientras se oyen una magnífica música. Pyun nos ofrece otro punto de vista de Glasgow y de la Escocia rural, sabe aprovechar sus calles. La fotografía, gris y sin luz, acentúa más la truculenta investigación, al igual que esas irreales iluminaciones azules y rojas en interiores. Y Sheen está particularmente activo en crear un personaje coherente. Esas borracheras- quién sabe si autobiográficas- nos muestran a un ser débil y abatido, sin nada por lo que luchar. Mujeres que vienen y van -¿otra vez autobiográfico?- en una vida desordenada y carente de sentido.

Filme pausado, que no lento. Un magnífico thriller. Un buen momento para conocer al mejor Pyun.