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Señal de parada (1946)

Señal de parada
85 min.
5,5
200
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Disponible en:
Suscripción
free
Escena (ESPAÑOL)
Sinopsis
Una bella mujer se debate entre el amor de dos hombres: uno, sin blanca, y el otro, el corrupto dueño de un night club. (FILMAFFINITY)
Género
Cine negro Crimen
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Whistle Stop
Duración
85 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
7
Algo no encaja
Hay registros en actores y actrices que son el sello de una carrera. En el caso de George Raft es imposible concebirlo diferente al gánster de los años treinta y principios de los cuarenta, en un cúmulo de cintas que lo hicieron famoso, personajes ligados siempre al lado oscuro de lo moral y ético, y de los cuales, el gran actor nunca logró desligarse. Además, de que era un maestro en su interpretación. Acá, da vida a la de un hombre en síntesis perdedor, jugador y hasta mujeriego, donde dos de las bellezas del cartel, caen literalmente rendidas a sus pies, sin importar que prácticamente, no manifiesto en el guión de la película, se notaba que podría ser perfectamente su padre. Por eso, cuando aparece la figura portentosa y magnética de una preciosa Ava Gardner, ligada en una historia romántica con el protagonista en mención, simplemente no es creíble. No por culpa de Raft, que hace su mejor esfuerzo para no desentonar ante la diosa. Es porque tener que mostrar el lado de macho alfa junto a Gardner, se tenía que poseer ciertas características que sólo pocos disponían para no aparecer opacados por ella, como Gable, Peck, Mitchum, por nombrar unos pocos. Moguy, como director de orquesta y Raft, no lo logran, y su historia de amor queda desafortunadamente relegada ante la diferencia de clase con la joven Ava. Entonces, salta, como parámetro principal, su rivalidad con el tercero en discordia, Tom Conway, de pasajes irregulares y no muy bien definidos, y la amistad, ésta si más laborada y concreta, con un magnífico Victor McLaglen, quien, se roba el show en grandes pasajes del film. Hay momentos memorables, eso sí, donde la tensión dramática es loable y nos catapulta a rememorar el mejor cine negro. Hay otros, que pasan por forzados o poco naturales, por así decirlo, como aquellos donde se trata de hallar química en una pareja que no la tiene. Ava, está magnífica, deslumbra por su belleza y es creíble como mujer que vuelve a su sitio de origen para encontrar de nuevo al dueño de su corazón, Raft, en los momentos en que no aparece junto a ella, luce con su mirada famosa y característica, sobrelleva un rol que da ciertos vaivenes emocionales por cuenta de su situación misma de desesperanza. Pero con Ava, no hay remedio. Ella es el centro de admiración, y por ella la película no queda en el olvido.
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10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Entretenido drama con buenas dosis de intriga
Entretenido drama con buenas dosis de intriga, que resulta amena e interesa a partir de que el amigo del protagonista, muy bien interpretado por el siempre excelente Victor McLaglen, se convierte en casi casi el principal personaje. Por lo menos es el que tiene más chispa y con mayor bagaje dramático. Compone un personaje inrtrigante, lo que acerca al filme, hasta entonces un más bien vulgar drama de amores y desamores, al cine del más puro género negro.
Por lo demás, la dirección de Moguy es convencional y no sabe, me temo, extraer con acierto los mimbres de los que dispone, que no son pocos. Sin embargo, le falta constancia y mesura para que la cinta tenga la profundidad necesaria para convertirla en imperecedera o, al menos, en recordable a través de los años.
Lo mejor, junto al personaje compuesto por McLaglen es la belleza de Ava Gardner, en el mejor momento físico de su carrera, que está bellísima en todo momento, aunque lleva más de la cuenta un mismo vestido. Y digo más de la cuenta, porque lo lleva en la calle, vale, pero también dentro de su casa. Eso no es creíble.
Gardner está bien en todo momento, aunque destaca sobremanera en la escena en la que le echa la bronca, llamándole cobarde, a McLaglen, cuando este, al menos en apareciencia, le abandona al protagonista cuando más lo necesita.
También es muy buena la escena, por su hondo dramatismo, llena de rabia y amor al mismo tiempo, en la que la actual novia del protagonista, postrada en la cama de un hospital a causa de un absurdo accidente (no muy creíble, todo sea dicho), le espeta lo que de verdad piensa de él. Le dice las verdades del barquero, algo que le hará, de una santa vez, reflexionar acerca de lo que su vida ha sido hasta entonces.
En resumen, agradable film, que podía haber llegado más lejos, pero que gusta y deja un más que aceptable sabor de boca.
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10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
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