Los hermanos del viento (1977)

Desde hace tiempo buceamos en el western mexicano a la búsqueda de alguna cinta que nos de su versión de los litigios fronterizos que mantuvieron con sus vecinos del Norte a mediados del siglo XIX. La versión de Hollywood la conocemos bien.
Tiempo perdido. Después de ver docenas de cintas y de escuchar cientos de corridos y otras canciones, apenas podemos espigar unas cuantas obras interesantes, alguna muy interesante. Pero ninguna que entre de verdad en el tema, por ejemplo, de la anexión por parte de EEUU de todo el territorio de Texas.
Y cuando por fin la encontramos, "Los hermanos del viento", su valor cinematográfico es muy bajo. Hay que seguir buscando.
Y eso que el comienzo es prometedor desgranando los créditos con una música de fondo que suena a palo seco y a serpientes de cascabel. Un largo cartel nos pone en antecedentes, el 2 de febrero de 1848 EEUU compró por 15 millones de dólares la tercera parte del territorio de México después de intrigas arteras y de una guerra desigual entre ambas naciones que se cerró con el Tratado Guadalupe-Hidalgo.
Pero en el territorio anexionado comenzaba entonces otra guerra, la de las nuevas autoridades contra los antiguos propietarios. Ahí estaban los Rangers de Texas empeñados en expulsarlos y dedicados sistemáticamente "a la caza de mexicanos". Es entonces cuando surge en su defensa Juan Nepomucemo Cortina, el "Robin Hood del Río Grande".
La obra se abre y se cierra con una especie de juglar con guitarra cantando los méritos de Cortina. Por fin encontramos la cinta que buscábamos, lástima que ni el guion, ni la realización, ni las interpretaciones estén a la altura de la historia que cuentan.
Se disculpan las limitaciones técnicas, pero no la ausencia de un mínimo guion que vertebre, que estructure la sucesión de escenas que sin cohesión alguna se suceden a lo largo del metraje. Si el guion es el esqueleto de una película, aquí la obra se derrumba en un ir y venir sin sentido alguno. Una lástima.
Lo mismo puede decirse de una realización que nos deja personajes muy poco coherentes metidos en aventuras asimismo incoherentes, narrado todo sin ritmo ni gracia.
Todo gira en torno a cinco jovencísimos hermanos ("¿del viento?"), cinco huérfanos que deciden acabar con la vida del malvado Amberson (Kerlow) que asesinó y robó el rancho del padre con la anuencia de los "ringers". Así lo pronuncian repetidamente para referirse a los rangers, pues una de las virtudes de la obra es mezclar el inglés cuando se expresan los yanquis y el español cuando lo hace la población autóctona. Por eso la hermana mayor es Rosy para unos, cuando ella se empeña en ser llamada Rosa María (Álvarez Luchía). La lengua una vez más como símbolo de pertenencia a un territorio.
Una pena de película. Una pena porque por una vez conocemos la "versión mexicana" de unos hechos que hasta ahora solo han abordado, cinematográfica y sistemáticamente, sus vecinos del Norte.
Aun con todo merece darle un vistazo la cinta.