Vientos de esperanza (1998)

'Hope Floats' o 'Siempre Queda el Amor' en España es una película de una calidad ligeramente por encima de lo que parece a simple vista. Por otro lado, me gustaría aclarar que esta historia no es una rom-com al uso sino un drama romántico, algo completamente diferente.

Aquí nos cuentan la historia de como una mujer acaba destrozada tras descubrir la infidelidad de su marido en un conocido programa de televisión, convirtiéndose en un drama de desarrollo lento que cuenta con escenas divertidas e intensos momentos dramáticos mezclados con escenas entrañables, familiares y realistas. Una historia de superación con un punto de partida relativamente original simple pero efectiva.

El elenco está encabezado por Sandra Bullock en uno de sus primeros papeles dramáticos demostrando que puede ser -y lo es- una buena actriz mientras que Harry Connick Jr como el interés romántico y la veterana Gena Rowlands la acompañan en el reparto. Detrás de las cámaras destacar la correcta labor del actor y ocasional director Forest Whitaker al emplear determinados movimientos de cámara y contar con una fotografía resultona.

Créeme, es mejor de lo que crees.

De entre todas las películas de Sandra Bullock, creo que esta es una de las más destacables desplegando su abanico cinematográfico. Podría decir que a simple vitsa parece ser un tremendo coñazo, una simple cinta con escaso fundamento y un desarrollo semejante a sus trabajos anteriores, pero al verla detenidamente se puede observar como de un modo simple y romanticamente sencillo, se ha creado una película fantastica, con momentos verdaderamente especiales entre madre e hija, un romanticismo de lo más tierno, y como no una interpretación por parte de Sandra Bullock bastante buena, arropada por Gnea Rowlands y Harry Connick Jr.
Se narra la historia desgraciada de una mujer con su vida aparentemente resuleta y un matrimonio que parecía consistente y unido, pero por manos del destino tiene que abandonar lo que un día soñó, para volver con su madre a la cual durante el tiempo que este con ella, debe volver a conocer, o se podría decir que conocer por primera vez. Enfrentarse a unos miedos que nunca conoció, asumir un papel de madre que a veces parece ser más grande que ella, e intentar encarrilar su vida para ser feliz.
Hay escenas magníficas, como cuando Sandra hablá con su madre en el desbán, donde queda clara la falta de comunicación entre ambas. Momentos como cuando le reprocha a su hija haber hablado con su padre sobre lo mal que se encuentra. Otras, cómicas, como el baile que hacen todos para intentar sacarle una sonrisa a la niña, de personalidad triste y exigente.
Y uno de los momentos más intensos y que más me impacto a la vez que me gustó: la hija arde en deseos de volver a vivir con su padre, y entre desgarradores llantos intenta reiteradamente subir al coche, pero lo único que consigue es que su padre ante la situación tan embarazosa y fatigosa, pida ayuda a su madre, no sabiendo qué hacer y dejando claro cuales eran su prioridades. Creo que es una escena inmejorable.
Aunque todo parece venírsele cuesta arriba, al final consigue arrancar el vuelo y sale de un duro golpe, dejando bien claro que... siempre queda el amor.