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El joven Winston (1972)

El joven Winston
145 min.
5,9
352
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Tráiler (INGLÉS)
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Sinopsis
Cuando Winston Churchill era niño, sus padres estaban tan volcados en sus respectivas actividades que no le prestaron apenas atención alguna. Siguiendo los deseos de su padre, un prestigioso político conservador (tory), se alistó en el ejército y participó en la guerra anglo-bóer (1899-1902), donde estuvo a punto de morir. Terminada la contienda, se dedicó a la política hasta el fin de sus días. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Biográfico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Reino Unido Reino Unido
Título original:
Young Winston
Duración
145 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1972: 3 nominaciones al Oscar: Mejor guión original, vestuario, dirección artística
1972: Globos de Oro: Mejor película extranjera de habla inglesa. 2 nominaciones
1972: Premios BAFTA: Mejor diseño de vestuario. 6 nominaciones
1972: Círculo de Críticos de Nueva York: Nominada a mejor actor secundario (Shaw)
6
No surrender
Ante todo habría que prevenir que al que no le vayan ni la figura de Winston Churchill ni el frío academicismo inglés, mejor que ni se asome a esta película. La encontrará un tostón. Y al que le vaya la encontrará como mucho interesante, porque buena no es.

Cuenta la infancia y adolescencia de un héroe. Pero atentos, fue una juventud fracasada. Porque Winston Churchill fue un estudiante pésimo, no por aptitud sino por falta de interés, y su padre lo metió en el ejército porque no veía futuro para él.

Attenborough cuenta episodios deslabazados de sus primeros pasos, que aunque son ciertos y casi textuales, para el que no haya leído una biografía de Churchill se va a quedar en fuera de juego, ya que narrativamente es un desastre.

Aún así, se esbozan la relativamente tensas relaciones con su admirado padre, o más bien no relaciones, que estaba más loco y era más insentato que él; la resistencia a la espartana y traumática educación primaria que recibió, que consistía como a todo aristócrata inglés en destruir totalmente la personalidad a palos para crear el gentleman estereotipado; sus andanzas militares en la colonias que le llevaron finalmente por un hecho fortuito heroico a las puertas de donde estaba su difunto padre: el parlamento. Y sobre todo hay pinceladas de su controvertido carácter: un ego descomunal, una ambición desmedida, un individualismo atroz, y una irreductible resolución de ir de fracaso en fracaso hasta la victoria final.

La parte más desaprovechada del film es la primera, destinada a las relaciones familiares. Y eso que Robert Shaw está muy bien como ese Lord Randolph Churchill que apagaba tanto a su hijo, y Anne Bancroft no desentona como esa madre que era un belleza mundial y que se desvivió por su hijo... en la distancia, ya que aunque lo oculten en la película las artes amatorias las reservaba para sus célebres amantes, de ahí su influencia supongo. El cariño a Winston se lo daba su niñera, como a todos los niños aristócratas de la época.

La segunda parte son sus correrías guerreras de juventud. Es más entretenida porque el tema aventurero se presta. Finaliza con un breve epílogo político en el que en la versión doblada meten la pata al poner a Lloyd George como laborista, cuando era liberal y futuro jefe de Churchill en su primer paso de partido.

En fin, que si se tiene interés por Winston Churchill tiene un pase, aunque da pena la manera de desaprovechar una materia prima que daba para mucho. Quizá el problema es ése precisamente, que quien mucho abarca...

Vaya rollo-mierda de crítica que me ha salido. Ciao!
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24 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Pobre Winston, no te mecerías esto...
Ningún personaje ha sido tan importante en el pasado siglo como Churchill, el último bastión de la pugna contra las dictaduras de extrema derecha europeas cuando todos se daban con un canto en los dientes por el acuerdo de no agresión firmado (más bien bajada de pantalones diría yo) entre Hitler y Chamberlain. Luchó hasta el final por convencer al mundo de que los alemanes no estaban buscando anexionarse Polonia y poco más, si no que querían el mundo, y en él sólo vivirían los elegidos, y miedo da pensar el poco halagüeño futuro que le esperaba al género humano si Chamberlain nunca hubiese dimitido y Churchill se hubiera puesto al mando del Reino Unido una vez que Francia había caído. Por tanto, poco menos que un homenaje decente en el cine se merecía la personalidad más importante del XX, y Richard Attenborough, quiso brindársela con la irregular El joven Winston, relato folletinesco que recorría la juventud del mandatario inglés desde su infancia hasta el momento en que decide seguir el camino de su padre adentrándose en el escabroso y traicionero mundo de la política, pero que naufraga por la inconsistencia de su narración, por el academicismo aburrido del que siempre hace gala el veterano realizador y por la pobreza de un guión unido a la frialdad en la puesta en escena que no levanta el vuelo ni en sus escenas más o menos aventureras.

Narrada a grandes saltos con lagunas temporales en las que nunca conocemos qué ocurre, y en la que no se llega a comprender demasiado bien la participación de algunos personajes en la trama y su relación con Churchill, caso especialmente sangrante el de su cuidadora, por no hablar de algunas escenas en la que los protagonistas hablan a cámara para explicar quién sabe qué, intentando establecer vínculo con el espectador rompiendo la barrera que supone la pantalla de cine, pero que realmente repiten ideas ya expuestas y que poco o nada aportan a la historia. La frialdad predomina durante todo el metraje, haciendo imposible la empatía con los protagonistas, meras sombras arquetípicas carentes de motivación alguna. La cinta arranca de manera apresurada, intercalando varias escenas que poco o nada tienen que ver con lo que se cuenta a posteriori, y que parecen aventurar que la cinta va a ir por un camino que finalmente no termina de tomar, como es el de la aventura pura y dura. La deficiente escritura del guión hace que deba usarse una voz en off para completar, aparentemente, lo que no sabe nunca el espectador, o más bien lo que Attenborough cree que este no sabe. Nos hallamos ante el primer error. El uso mezclado de diversas voces narradoras no hacen más que subrayar lo que ya de por sí cuenta la cámara, evitando que se cuente con imágenes en otros casos, siendo un recurso narrativo bastante pobre que provoca un efecto redundante constante, y que no hubiese hecho falta si el realizador tuviese las mínimas nociones del uso de las elipsis.
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18 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
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