La última apuesta (2016)

Nada más triste que hacer un drama de superación en el que hay poco drama por superar cosas.

'Wolves' intenta engañar creyendo que tiene una historia con sustancia, y hasta las muy esforzadas interpretaciones de Michael Shannon y Carla Gugino te podrían hacer pensar eso, pero la realidad es que es el mismo drama deportivo de siempre, que usa tópicos cañón (el estrella del equipo caído en desgracia, el insospechado entrenador que le enseña a partirlo...) con la esperanza de amenizar su muy deficiente ritmo.
Algo había en esto, una especie de cuento moral sobre la presión que se nos pone en las espaldas y el precio a pagar si se defrauda, uno que nunca paga nadie más que uno mismo, pero es algo que está demasiado crudo, demasiado poco cocinado en lo que no deja de ser una peli de Disney Channel, solo que con más tacos y embarazos no deseados.

No sorprende nada que el póster sea 85% Michael Shannon: es el único que intenta sacar lustre de lo que hay, que se curra algo las pocas líneas que tiene, ofreciendo un interesante paralelismo entre padre e hijo acosados por expectativas que ellos mismos se fuerzan cumplir, pero fracasa cuando la historia, injustamente, le convierte en el "malo" de la función, una función lamentable.
"Lobos" dice el título, y sí, lobos, gente que dicta lo que puedes hacer y a dónde puedes llegar, moviendo una incómoda barrera en el camino a hacer lo que uno quiere. Pero ese interesante contexto se soluciona con partidos de baloncesto a los que le falta musiquita épica para convertirme en diabético.

Dice Carla Gugino en determinado momento: "uno nunca sabe cuándo tiene suficiente... pero sabe cuándo ha tenido demasiado".
Y yo ya he tenido suficiente de dramas deportivos que intentan convencerme de que cuentan algo.

Ojalá grupo en FilmAffinity de ‘películas extrañamente arruinadas por un final abierto que para nada era pertinente’. "La última apuesta (Wolves)” tendría hueco privilegiado en él, por supuesto.
"La última apuesta (Wolves)" es un drama deportivo que une, con fatigosas maneras de tv movie sin alma: basket universitario, el peligroso mundo de las apuestas ilegales, familias desestructuradas y la high school yankee. Todo ello comandado por un insulso joven protagonista que acaba siendo rescatado por unos secundarios de primera división.
No pienso negar que me lancé de cabeza a por "La última apuesta (Wolves)" única y exclusivamente por la jugosa brillantina de su reparto. Michael Shannon, Carla Gugino y esas dos jóvenes promesas llamadas Zazie Beetz y Jessica Rothe fueron casi neones luminosos parpadeantes en medio de la carretera. Y si la película mantiene un poco el interés, es por el casting de secundarios. Por todo lo demás el film es una retahíla de clichés que ya predijeron "Los Simpson" en aquel episodio en el que Homer apostaba contra Lisa.
Taylor John Smith es ese insulso joven protagonista al que antes me refería. Y el lote lo escribe y dirige, sin ápice de personalidad, un tal Bart Freundlich. Y respecto a lo de escribir, vale ya con endosar finales abiertos en películas que, claramente, no necesitan un final abierto. De hecho, en "La última apuesta (Wolves)" ese desenlace a gusto del consumidor genera más preguntas de las que responde, y no es este un producto que necesite o merezca eso.
En fin, si no fuera por lo del desenlace, quizás le habría endosado un cinquillo a "La última apuesta (Wolves)". Pero con ese final de obra, va directa a septiembre.