El desenlace (2005)

Después de ese arranque, sobredosis de premios y esas frases de sus grandes obras maestras con diálogos memorables de “Érase otra vez” y “Días de boda”… Llega “EL DESENLACE”.
Posteriormente a esa vergonzosa presentación de personajes llegan las ‘puyitas’ a la crítica patria: ¡y no sale Almodóvar!

Personajes que son un puro desenlace: Mikel, ese director en cine que está divorciándose de su segunda esposa. ¿¡Qué original?!, cómo James Cameron vamos; y que vive con la Rico. Andrea con un oscuro pasado, como todos los concursantes de Gran Hermano. Gurruchaga, otro crack, productor de cine independiente, un homosexual con Carlos Bardem, Rosendo y cuya última novela va a ser realidad por Mikel, O Fabio o Fabiola que quiere cortarse el pito.
Juan Pinzás debería replantearse cortarse la cabeza en una película que busca la catarsis en los personajes y el suicidio en el espectador.

Pasada en festivales de todo el mundo: Grecia, Taiwán, Brasil, USA, Francia, Colombia, Portugal, Rusia… e incluso premiada por los críticos de Nueva York hace replantearse que el cine es meramente subjetivo y que Juan Pinzás es nuestro ¿Woody Allen o Ed Von Trier Wood?

La película número 31 del movimiento "Dogma 95" tiene, en su dispar reparto una de sus mejores armas. Pinzasen retrata con sorna y ciertas balas sinceras, algunas vicisitudes de lo que supone la creación de una película. No es un film apto para aquellas personas que no quieren o no saben entrar en el "universo Pinzás". Alejada, eso sí, de sus mejores películas, "El desenlace", si bien no es todo lo regular que a los espectadores nos gustaría, sabe sacar el genio de Pepe Sancho, la extravagancia de Javier Gurruchaga y la sensualidad de Beatriz Rico. Conseguir estas tres cosas bajo el amparo del particularísimo "Dogma 95" es digno, no solo de reseñar, sino de proteger.