Passion Play (2010)

Cuando terminé de ver esta película llegué a dos conclusiones obvias. Una: Megan Fox es una de las mujeres más hermosas del planeta. Dos: Esta joven no ha nacido para ser actriz.
Bien dice el dicho que para ser una estrella de cine no es suficiente tener belleza física, sino también talento para la actuación. Megan Fox salió airosa en las dos primeras entregas de la taquillera película "Transformers", un éxito fruto de su belleza, no de su capacidad interpretativa. Y ella lo sabía. Posiblemente por eso Megan Fox pareció decidir no encasillarse en este tipo de papeles al prometer ante los medios demostrar que era algo más que una cara bonita. En su momento protagonizó Jennifer’s Body, una comedia negra en la que obviamente se explotaba su sensualidad con un relativo éxito en la taquilla. Luego vendría Jonah Hex, que no logró recaudar ni la cuarta parte de su presupuesto. Aquí se iniciarían las críticas.
Esta claro que Megan Fox tendrá que esperar un poco más hasta que dejen de verla solo como una cara bonita (yo casi pongo la mano en el fuego de que será por secula seculorum), ya que su última película, "Passion Play", sale directamente en DVD a partir de este 31 de mayo. Nada raro, pues esta película ha sido sepultada por la crítica, con audiencias riendo a carcajadas y saliendo de la sala de proyección en el Festival de cine de Toronto.
Y realmente es una mala película. Busca ser un drama con pinceladas de fantasía y subrealismo pero se queda a un cuarto de camino de ambas, convirtiéndose en algo que roza el ridículo, provocando vergüenza ajena. Sin contar que las alas de pájaro no paran de cambiar de tamaño en toda la película.
Passion Play está ambientada en el año 1950, en la ciudad de Los Ángeles. Cuenta la historia de una mujer pájaro (Megan Fox) que vive bajo el control del despiadado dueño del circo(Rhys Ifans), exhibiéndola como atracción de feria. Pero su vida se cruza con la de un trompetista de jazz en horas bajas, que parece ofrecerle su ayuda despreocupadamente (Mickey Rourke), aunque lo que pretende es conseguir dinero con ella presentándola a un peligroso mafioso (Bill Murray). Es entonces cuando los sentimientos entran en juego.
Aunque Mickey Rourke y Bill Murray coprotagonizan la cinta, la película no se salva. En parte es porque la popular actriz aparece de manera protagonista (con su inexistente talento interpretativo) y además de modo evidente: en las pocas imágenes que se ven de ella en la película, aparece continuamente en ropa interior o semidesnuda, motivo oficial por el que sale directamente en DVD. Incluso el propio Mickey Rourke ha asegurado que la película es una asquerosidad. O le pagaron mucho a este caballero o es que ya no le ofrecen papeles.
En resumen: "Passion Play" no es amena ni entretenida, no hay buenas interpretaciones ni un buen guión. Ni siquiera hay el juego o la pasión que se prometen en el título.

Me acerqué a Passion Play básicamente por Rourke y Murray. El reclamo de Megan Fox no me provocaba ni frío ni calor, a pesar de que sea una belleza. Y aunque podría despedazar la película en una orgía de placer destructivo y dejarme llevar, lo haré con la cabeza fría que será más sano.
La cinta es indudablemente mala. El mismo Rourke la puso a parir tras su rodaje (ni siquiera se estrenara en la gran pantalla) dedicando también alguna soslayada lindeza a su acompañante femenino en el reparto, y en el festival de Toronto provocó descojone general en algunas escenas, cosa que no me extraña. La cosa no es para menos. La historia no hay por donde cogerla, y aunque el papel de Mickey es el más serio y se nota que se esfuerza, la nula cualidad interpretativa de Megan Fox lo echa todo por tierra junto a un guión horrible y escenas de vergüenza ajena, así de sencillo. Ah si, y Bill Murray simplemente se pasó a cobrar el cheque y a poner alguna cara que otra de las que ya conocemos.
El tema de las alas del personaje de Megan es como poco, ridículo. Si no se hubiesen volcado en este hecho, todo tendría menos sentido del que ya de por sí tiene, pero incluso la historia de amor que surge entre ambos resulta floja e increíble.

Uno se pregunta de donde salen proyectos como éste, pero claro, todos los actores tienen que comer. Es además destacable el esfuerzo de la cinta por parecer seria e incluso poética en algunos pasajes, intentando crear una belleza y un romanticismo que se quedan simplemente en ridículos. El mismo Rourke calificó Passion Play como "horrible".

No recomendaría acercarse a ella ni por lástima, la verdad. Destacaría los planos de la Fox, que indudablemente es una mujer hermosísima, pero todo lo demás es un sinsentido total. Quzá el final y su explicación la salvan de la quema más absoluta, pero no la redime.

El título es otra incógnita. Podrían haber pensado el algo más afín. Totalmente evitable.