Trailer (INGLÉS)
Ver 3 más- Sinopsis
- James Bond ha sido designado expresamente por el general Koskov (Jeroen Krabbé), un desertor de la KGB, para que lo proteja durante su estancia en Inglaterra. Reunido con los directivos del MI6, Koskov contará que, su compatriota, el general Pushkin (John Rhys-Davies) tiene la intención de asesinar a varios agentes británicos... pero Bond tiene sus sospechas y pretendiendo ayudar a Kara Milovy (Maryam d'Abo), la linda chelista protegida de Koskov, irá hasta el fondo del asunto. (FILMAFFINITY)
- Género
- Acción Aventuras James Bond Espionaje Guerra de Afganistán-URSS
- Dirección
- Reparto
- Año / País:
- 1987 / Reino Unido
- Título original:
- The Living Daylights
- Duración
- 131 min.
- Guion
- Música
Premios
1987: Saturn Awards: Nominada a Mejor película de género fantástico.
Viviendo en un rayo de luz
19 de enero de 2007
Adaptada a una de la historias de Ian Fleming y como tema de la mujer francotiradora, parecía que era un buen arranque para Timothy Dalton. Sin embargo, luce en muchos momentos muy acartonado, muy seco, como que se empeño mucho en reproducir a un James Bond como Fleming lo concebía desde el punto de vista literario, y ahí es donde esta el error. James Bond en el séptimo arte es otra cosa. Los fans esperamos algo que nos recree la pupila, que nos hago admirarlo, que no caiga mal, que sea mas humano pero sin caer en el forzamiento. Siento que Daniel Craig se acerca mas a esto que los seguidores de la serie buscamos, pero Daniel todavía tiene un camino largo para demostrar que su elección es la ideal. Alta tensión es una película un tanto gélida, sobria, sin caer en el deslumbramiento de otras películas del 007. La heroína se me hace de las mas flojas de la serie (Miriam d´Abo). La banda sonora se hace aceptable. En fin, una película que solo cumple a secas.
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39 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Living Daylights
11 de enero de 2008
En primer lugar señalar que Timothy Dalton, en su primera incursión como James Bond, no está tan mal como muchas veces se ha comentado. Se aleja del estilo guasón de Roger Moore para aportar algo más de dureza y seriedad.
La película en sí mantiene los elementos del resto de la saga; no desentona, y quizá una pequeña revolución habría resultado positiva. Además se mantiene en sintonía con el cine de acción de esa década; parece que a raíz de que Indiana Jones se hiciera con un avión por las bravas en medio del desierto (“En busca del arca perdida”, 1981) todos los actioners debían hacer lo propio (Michael Douglas lo hizo en 1984 mientras buscaba el corazón verde, y ahora Dalton no se queda con las ganas).
La trama discurre por vericuetos que hacen que el metraje se alargue excesivamente, motivo por el cual la parte final adolece de cierta falta de ritmo y el conjunto del filme se ve perjudicado, siendo quizá uno de los fallos la ausencia de un gran villano cuya aura se deje sentir incluso cuando no está en pantalla. Aquí la atención se desvía entre el coronel Koskov, su esbirro Necros y el traficante de armas Whitaker.
Un detalle chusco es el del descenso por la ladera nevada de una montaña a bordo de la funda de un violoncello, secuencia que chirría incluso en una saga en la que hemos aceptado, y disfrutado, con las cosas más inverosímiles que imaginarse uno pueda.
La película en sí mantiene los elementos del resto de la saga; no desentona, y quizá una pequeña revolución habría resultado positiva. Además se mantiene en sintonía con el cine de acción de esa década; parece que a raíz de que Indiana Jones se hiciera con un avión por las bravas en medio del desierto (“En busca del arca perdida”, 1981) todos los actioners debían hacer lo propio (Michael Douglas lo hizo en 1984 mientras buscaba el corazón verde, y ahora Dalton no se queda con las ganas).
La trama discurre por vericuetos que hacen que el metraje se alargue excesivamente, motivo por el cual la parte final adolece de cierta falta de ritmo y el conjunto del filme se ve perjudicado, siendo quizá uno de los fallos la ausencia de un gran villano cuya aura se deje sentir incluso cuando no está en pantalla. Aquí la atención se desvía entre el coronel Koskov, su esbirro Necros y el traficante de armas Whitaker.
Un detalle chusco es el del descenso por la ladera nevada de una montaña a bordo de la funda de un violoncello, secuencia que chirría incluso en una saga en la que hemos aceptado, y disfrutado, con las cosas más inverosímiles que imaginarse uno pueda.
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26 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
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