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He muerto miles de veces (1955)

He muerto miles de veces
95 min.
6,2
193
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Escena (INGLÉS)
Sinopsis
Remake del film High Sierra de Raoul Walsh. Un hombre que acaba de salir de la cárcel planea un gran golpe que le permitiría retirarse para siempre del mundo de la delincuencia. Sin embargo, no había contado con ciertas circunstancias que dificultarán su proyecto. (FILMAFFINITY)
Género
Cine negro Crimen Remake
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
I Died a Thousand Times
Duración
95 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de W. R. Burnett
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6
Morirás miles de veces, Stuart Heisler
Es muy probable que el nombre del novelista W.R. Burnett no le suene de nada a nadie, y no voy a ser yo, desde luego, quien reivindique su entrada entre los nombres señeros de la historia de la literatura universal, pero los amantes del cine negro siempre tendremos un buen par de motivos para estarle agradecidos, porque, por mediocres o desconocidas que sean, dos de sus novelas sirvieron después de base para sendas películas que se cuentan entre las cumbres indiscutibles del género: “El último refugio” (Raoul Walsh, 1941) y “La jungla de asfalto” (John Huston, 1950). Aunque algo inferior, “Hampa dorada” (Mervin LeRoy, 1931), protagonizada por Edward G. Robinson, es otra de las pelis basadas en alguna de las obras de Burnett, que participó, además, en la confección de más de 50 guiones, entre ellos los de “Scarface” o “La gran evasión”.

El propio Walsh, en 1949, había realizado ya una revisión en clave de western, tan espléndida como sombría, de la historia original de Burnett, “Juntos hasta la muerte”, una película que trasladaba admirablemente, o así lo recuerdo al menos, el aire fatalista y desesperanzado que destilaba su precedente al universo mítico del salvaje oeste, y en la que Joel McCrea y la volcánica Virginia Mayo salían bastante airosos del trance de tener que recoger el relevo de Humphrey Bogart e Ida Lupino, cuyas memorables actuaciones en “El último refugio” se encuentran, sin duda, entre lo mejor de sus respectivas carreras.

“He muerto miles de veces” no la dirigió Walsh, sino el tan correcto como anodino Stuart Heisler, pero cada uno de sus fotogramas parece ideado y llevado a cabo a mayor gloria de Raoul Walsh. No hay un solo aspecto de la peli que resista la comparación con su original, y eso a pesar de que fue el propio Burnett, como en “El último refugio” (donde había contado con la ayuda inestimable de John Huston) el encargado de escribir su guión, una tarea para la que, todo hay que decirlo, no es que se partiera precisamente la frente, porque se limitó a calcar, plano a plano y frase a frase, la película que le servía de modelo.

Y no es que Heisler no contara con gente competente a su disposición. Palance y Winters están correctos, pero sus personajes carecen de fuerza y profundidad, Lon Chaney se luce como el gángster Big Mac, pero se desaprovecha a todo un Lee Marvin en un plano papel de matón zoquete. Y así en todo lo demás: lo que en Walsh es vigor, tragedia y predestinación es aquí arritmia, atonía e insulso estereotipo. No es una mala peli, en todo caso, y si uno desconoce el original o se hace un poco el sueco, puede muy bien llegar a disfrutarla. Pero si de algo sirve verla, si es de veras ilustrativa de alguna cosa, es de la diferencia que hay entre los pocos Walsh que ha habido y todos los Heisler que no para de dar la industria del cine. Morirás miles de veces, Stuart Heisler, dice a gritos esta peli, y nunca, nunca serás digno de medir tus pobres fuerzas con el viejo zorro del parche en el ojo.
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17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
El pie zambo
Jack Palance tiene el cutis muy blanco. Es que se ha tirado unos años a la sombra, no es que esté enfermo. Acaba de salir de la cárcel y ya está planeando un trabajito. Le presentan a unos colegas y no le gusta ni uno. En cambio sí le gusta una muchacha que tiene un pie zambo.

El tema de la historia de amor, del desengaño y el otro que surge, es el que quiere predominar sobre la trama negra. Es la ilusión del hombre que quiere alcanzar una meta imposible representada como las inmensas montañas que tiene de fondo y que no se pueden abarcar. Quiere el dinero, las joyas, a su mujer y que le dejen en paz, para ello está dispuesto a todo. Es un buen hombre, fiel a su jefe, a los tratos y a los compañeros..., e incluso está dispuesto a acabar con el pie zambo.

No estaría mal contar con Lee Marvin, o Dan Duryea y Richard Widmark, los tres rubios más peligrosos para juntarte en un atraco, pero el primero creo que a la muchacha del pie zambo la quemaría la cara, el segundo seguro que la pondría a trabajar en la esquina a precio rebajado por lo del pie, y el tercero, sin más, igual la empujaba escaleras abajo a la mínima ocasión. Jack, no. Jack quiere curarla.

La película es un remake que se queda algo pobre.
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8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
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