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The Matinee Idol (1928)

The Matinee Idol
60 min.
6,4
89
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Sinopsis
El famoso actor de teatro Don Wilson (Walker), después de los ensayos de una nueva obra, sale de excursión con unos amigos. En las afueras de la ciudad encuentran un teatro ambulante en el que actúa una compañía de aficionados, cuya primera actriz, Ginger Bolivar (Love), contrata a Don como actor secundario. Con él representan ante el productor Arnold Wingate (Hilliard) el melodrama “Guerra Civil”. El productor cree que es una magnífica comedia cómica, por lo que ofrece a la compañía un contrato para actuar en Broadway. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Cine mudo Teatro
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Matinee Idol
Duración
60 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
9
Un cuento delicioso (50)
Enternecedora y cómica obra de Frank Capra perdida en el espacio y en el tiempo durante más de seis décadas. Afortunadamente recuperada para los amantes del séptimo arte, ha conseguido hacerme sonreír durante los escasos 56 minutos de que consta. La recomiendo con fervor, ya que posee un ritmo vibrante, unas interpretaciones excelentes y una banda sonora alegre y dinámica que cumple su función envolvente con verdaderas dosis de genio. En definitiva, una obra atemporal, genial y perfectamente estructurada que aún sabiendo siempre lo que ocurrirá después, atrae al espectador con fuerza ante la frescura de sus imágenes. Muy buena.
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18 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Sencilla y conmovedora
1) El cantor de jazz (Alan Crosland, 1927). Don Wilson es una estrella de variedades del Broadway. Actúa con una capa de betún que le cubre el rostro, guantes blancos y smoking.

2) El circo (Charles Chaplin, 1928). Un personaje que por circunstancias adversas acaba participando en el mundo del espectáculo.

3) Época dorada de los Slapstick de Chaplin, Keaton o Mack Sennett:

A) Representación de la compañía de teatro.
B) Don esconde su identidad cuando Ginger entra a su camerino.

4) La cámara muestra Broadway. Con sólo un plano es suficiente para mostrarnos la marabunta.

5) La representación: Lionel Belmore se sienta orgulloso en el anfiteatro. Sólo bastan sus ojos. El talento de Capra siempre fue aflorar los sentimientos del espectador prescindiendo de los diálogos, sólo con imágenes.

6) Sugiriendo: la última escena nos muestra unos pies. ¡Brillante! Es algo ya olvidado. Era una forma de implicar al espectador antes de que este dijera eso de “yo entro al cine para entretenerme, no a pensar”.
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14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
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