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Sucedió un domingo (1944)

Película completa (INGLÉS)
Sinopsis
Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Una humilde familia se ha esforzado por preparar un almuerzo dominical a un soldado desconocido, como gesto de contribución a la causa. Aunque ignoran que la carta de invitación nunca llegó a su destino, un soldado se presentará en su casa y lo recibirán por todo lo alto. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Bélico Romance II Guerra Mundial
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Sunday Dinner for a Soldier
Duración
85 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
8
BAILANDO SOBRE LA ARENA
Película de Lloyd Bacon, y... tengo devoción por él. Como no tenerla con semejantes maravillas: "Ha entrado un fotógrafo" (1933), "La calle 42" (1933), "Frisco Kid" (1935), "Invisible stripes" (1939), "Brother orchid" (1940), "Larceny Inc." (1942) o "Los apuros de Sally" (1949).
"Sucedió un domingo" es un cuento, otro fascinante cuento de Bacon. Es idealismo, fantasía, inocencia. Es también un refugio, un paraíso de sueños, un hogar para tipos, tal vez pobres, pero felices. Es más que una película. Hay escenas de un romanticismo tan intenso, tan brutalmente solitario, que hieren el alma. Sí, sí, ya sé que suena cursi, pero los enamorados también lo son, y yo me iba enamorando perdidamente de cada fotograma. Y quiero vivir en la casa de madera rodeada de agua y de arena; y quiero tener un abuelo como Charles Winninger; y quiero coger la barca para ir a visitar al vecino; y quiero que niños y niñas jueguen en ese entorno natural, divertido y acogedor. Pero, sobre todo, quiero bailar con Tessa deslizándome sobre la arena, comprender sus sueños, mirar con sus ojos, perderme en su refugio de ilusiones y, allí, descansar de la inquietante y convulsa realidad.
Mil gracias, al magnífico elenco actoral. A excepción de John Hodiak, no solo bordan sus papeles sino que dotan a sus personajes de la credibilidad necesaria para no caer en la ñoñería ni en el edulcoramiento, tentaciones siempre difíciles de evitar cuando la historia se mueve al filo de la navaja entre lo sentimental y lo sentimentaloide.
Mil gracias, Lloyd Bacon. Tu nombre no figura entre los grandes de la historia del cine. Casi lo prefiero. Es un placer de arqueólogo (tiene que ser algo parecido) ir descubriendo las obras de arte que nos dejaron Van Dyke, Curtis Bernhardt, Archie Mayo, H. C. Potter, Roy del Ruth, Mervin Le Roy, Richard Thorpe, John Farrow. Felix E. Feist... Que otros se dediquen a Kubrick, Kurosawa, al cine europeo o al cine moderno. Yo sé muy bien quien no me engaña nunca.
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Los sueños y los afectos intactos
Estamos en 1944, en lo más crudo de la II Guerra Mundial y toda la nación y Hollywood se esforzaban en aportar su granito de arena para la causa.
Podemos afirmar que no hay un sólo director de esta época que no tenga en su haber una película hecha para tratar de dar aliento a la población sumergida en ese terrible drama...La guerra.
Y hay que ver con qué sensibilidad y gusto plasma Bacon la tragedia de los seres que se van y los que se quedan. Los que luchan en el frente y los que luchan desde sus casas contra la pobreza, la inflación y la falta de recursos y han de sacar una familia adelante.
Porque aquí no vemos la guerra ni de refilón. Pero sí sus consecuencias y es extraordinaria la destreza de Bacon que impregna de humanidad y dulzura, llena de tacto, la cotidianeidad de una de esas familias sumidas en la pobreza pero plena de afectos y sueños compartidos.
Anne Baxter, excelente actriz, es Tessa, una joven tempranamente obligada a asumir las responsabilidades de cabeza de familia debido a la muerte de sus padres por accidente. Con tres hermanos pequeños y un abuelo tempranamente retirado con una mísera pensión, no se resigna y lucha. Ellos también van a contribuir a la causa y, al igual que sus convecinos, envían una tarjeta de invitación al soldado desconocido para prepararle un almuerzo. Solo que esa tarjeta no llegará a su destino.
Con escenas encantadoras en su sencillez y buen gusto, un guion que no olvida meter ningún drama o conflicto interno...la sutilidad de la mano de Bacon nos va a regalar con momentos verdaderamente arrebatadores.
Quien no escuche la música de orquesta del viejo hotel o no se preocupe de llevar suficiente propina para el maitre, no tiene, en realidad, nada que ofrecer.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
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