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Suite française (2014)

Suite française
107 min.
6,3
6.357
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Sinopsis
Año 1940, durante la ocupación alemana del ejército nazi en Francia. Lucile Angellier (Michelle Williams) es una joven que aguarda noticias de su marido, prisionero de guerra, mientras lleva una sofocante existencia junto a su controladora suegra (Kristin Scott Thomas) en un pequeño pueblo francés. Ambas viven ajenas a la realidad de la guerra hasta que un grupo de refugiados parisinos llega a la localidad huyendo de la ocupación, al que le sigue un regimiento de soldados alemanes que establecen sus residencias en los hogares de los habitantes del pueblo. En casa de los Angellier, Lucile intenta en un principio ignorar a Bruno (Matthias Schoenaerts), el elegante y refinado oficial alemán a quien se le ha encargado vivir con ellas. (FILMAFFINITY)
Género
Romance Drama Drama romántico Años 40 II Guerra Mundial
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Reino Unido Reino Unido
Título original:
Suite française
Duración
107 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Reino Unido-Francia-Canadá;
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5
El cuento de nunca acabar
Parece que no existe posibilidad para ser original cuando se trata de la Segunda Guerra Mundial. Ya no quedan historias nuevas que contar. Todo nos lo han narrado ya. Todo suena a dejà vu. O eso parece. Es lo que se deduce al menos del visionado de Suite francesa.
Claro que eso tampoco era lo que pretendía esta adaptación que hace Saul Dibb (La duquesa, 2008) de la novela de Irène Némirowsky. Suite francesa es un drama romántico-bélico de libro, sigue al pie de la letra las convenciones del género, cuenta con una producción elegante, es entretenido y que seguro podrá gustar a los seguidores más fieles de las historias de amor y guerra. No es un visionado abominable en modo alguno y ofrece un rato más o menos interesante delante de la pantalla.
Sin embargo, tiene un problema mucho más grave que la falta de originalidad (que, repetimos, no es lo que pretende y por tanto resulta injusto reprochárselo), que es su parecido con un reloj suizo. Es decir, perfección en la forma y enorme frialdad en el fondo. Suite francesa no emociona, no conmueve, no dice nada al espectador. Parece mentira que una historia de amor tan apasionada quede tan sosa e intrascendente en la pantalla. Es como si Dibb, en su obsesión por no salirse del guión marcado y en su homenaje a todos los tópicos del género, le hubiera ceñido a la película un corsé, un corsé precioso y estupendo, pero corsé al fin y al cabo, y con ello le impide tener auténtica vida y respirar por sí sola. Hay un enorme academicismo en la propuesta, como si buscaran desesperadamente premios con ella, pero no hay una auténtica alma o un corazón en ella. Y si una historia de amor como esta, tan prohibida y coartada por la política y la guerra, no tiene corazón, apaguen y vámonos...
Afortunadamente, Michelle Williams y Matthias Schoenaerts funcionan a la perfección como pareja romántica, y por allí aparece también Kristin Scott-Thomas para demostrar una vez más su enorme personalidad como actriz y su gran versatilidad.
Esa es la brillantez de la película, sus actores. Lo demás es una cinta suficiente, que hubiera sido muchísimo mejor si se le hubiera contagiado algo de la emotividad de los rótulos finales en los que se nos explica la historia de Irène Némirowsky, la autora de la novela original, una más de los seis millones de ciudadanos judíos que perdieron la vida por la barbarie nazi, y cuyo trabajo como novelista quedó por suerte a salvo en un baúl encontrado por su hija años después.
Una voz que ni siquiera el silencio aterrador de Auschwitz pudo finalmente silenciar.

Lo mejor: Los actores
Lo peor: No emociona y es bastante plana en su desarrollo
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38 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Iros a un motel.
El príncipal atractivo de Suite francesa radica en el hecho de que una francesa se enamore de un soldado nazi, tal como si una mujer iraquí se enamorase de un soldado norteamericano. Y estando casada, para más inri.

Tú te dices a ti mismo, cómo habrá pasado esto, tengo que verlo.

Lo haces y te das cuenta de que lo que ha pasado es muy sencillo. La mujer, intrepretada por Michelle Williams, es una jovenzuela que vive con la cruel y estricta madre de su marido, un hombre al que nunca amó y del que lleva separada bastante tiempo. Sus días pasan sin pena ni gloria, encerrada en casa o haciendo recados con la suegra, aprendiéndose la guía de la buena esposa a la espera de que su marido regrese a casa.

De buenas a primeras le meten en casa al soldado nazi, interpretado por Matthias Schoenaerts (del que puede decirse que goza de gran atractivo entre el mundo femenino). La chavala tiene delante de ella a un hombre alto, fuerte, guapo, de mirada amable pero firme, penetrante, con mucha seguridad, con autoridad, que comparte su pasión por la música, que compone como nadie, que la trata con delicadeza y que nada tiene que ver con el prototipo de soldado nazi que hayamos visto hasta la fecha.

Ay omá qué rico, piensa nuestra protagonista.

La joven, sencillamente, se encoña por el soldado. Puede ser totalmente normal, ella vive pegada a la suegra en un pueblo donde la presencia de sus coetáneos varones brilla por su ausencia e infelizmente casada con un hombre que no termina de regresar al hogar.

Al soldado nazi le pasa tres cuartos de lo mismo. Llega a un pueblo, lleno de mujeres cuyos maridos están ausentes, y empieza a convivir con una muchacha solitaria y bien parecida.

La cuestión está en que para que el trago no sea amargo nos muestran cómo el marido de la chica le era infiel en un pueblo donde todo el mundo lo sabía, y sobre todo, nos presentan a un soldado que poco o nada tiene que ver con uno que comparta la ideología nazi. Él viene a decir en un momento de la película que está ahí porque hace su deber, que ayuda al grupo. Y entonces tú ya dices, ah sí, así sí. Ahora entiendo y deseo que estén juntos.

En otro orden de cosas, la ambientación, las interpretaciones y todo lo demás están bien, la peli cumple pero se vuelve ya una cinta del montón. Una cinta que no hace lo que principalmente se espera de ella, que es plantear un verdadero dilema moral entre los protagonistas.
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34 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
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