La daga en el corazón (2018)

El cine francés cada año nos regala, como mínimo y dentro de producciones importantes, un film de temática homosexual. Por poner algún ejemplo la excelente 120 Battements par Minute (Robin Campillo, 2017) y la más reciente Plaire, Aimer et Courir Vite (Christophe Honoré, 2018). Un Couteau dans le Coeur también tiene como fondo el tema de la homosexualidad sin ser, como las anteriores, su vehículo principal.

En París de finales de los años setenta, Anne es una productora que se dedica a rodar films porno gay. Cuando Lois, su amante, la abandona, intenta recuperarla rodando su película más ambiciosa ayudada por el extravagante Archibald.

El giallo francés hace su aparición con esta curiosa cinta que si se logra superar el flash inicial que provoca, acaba convirtiéndose en una obra sumamente interesante por muchos conceptos. Para empezar su excelente recreación, no tanto de la época, sino de cómo se producían esas cintas que luego acababan consumiéndose en cines de mala muerte a los cuales eran adictos oscuros personajes que trascendían la “normalidad”. El desparpajo y recreación fidedigna de esos rodajes la hace sumamente creíble provocando, de manera querida o no, cierta sensación de descender a oscuros y sórdidos mundos que, por otro lado, están a nuestro lado.

A pesar de cierta estigmatización, los protagonistas consiguen que sintamos simpatía por ellos, los hace próximos y hasta les cogemos cariño. Por eso mismo, los asesinatos, recordemos que estamos en un giallo puro y duro, provocan aquello que muchas veces no se consigue, como es la rabia. Plasmar todo esto en un género que a simple vista uno no se toma mucho en serio, tiene su mérito.

Tiene momentos sublimes como cuando la jefa del cotarro recluta a nuevos actores con una técnica bastante graciosa. Ese tono pseudocómico la hace muy digerible pero por el contrario desdibuja algo por lo que el giallo se caracteriza, como es provocar auténtico miedo.

El guion está muy elaborado, ya que logra hilvanar sin que se resienta mucho el resultado final, una serie de historias paralelas que van cuadrando como una demostración matemática en una pizarra enorme.

En las interpretaciones nos encontramos con una maravillosa Vanessa Paradis (La Chica del Puente, Los Seductores), en un papel en el cual demuestra todas sus dotes interpretativas, además sin muchos aspavientos, como tiene que ser. La secundan una espectacular Kate Moran (Planetarium) y un histriónico Nicolas Maury (Paris, Je t’Aime).

Un Couteau dans le Coeur es un producto para degustar con tranquilidad, es decir, no esperéis algo muy comercial. Intenta aportar, y de hecho y en nuestra opinión lo consigue, elementos novedosos en el ya viejo género del giallo que ha dado grandes títulos que ya se han integrado en los puestos de honor del terror.

https://www.terrorweekend.com/2018/10/un-couteau-dans-le-coeur-review.html

El giallo fue aquel lejano género nacido en Italia que encandiló al mundo con su desvergonzada y sofisticada mezcla de crimen, sexo y misterio. El fundacional Mario Bava, así como sus discípulos, entre ellos Dario Argento o Umberto Lenzi, sentaron las bases de un subgénero que se prolongó, con su correspondiente decadencia, hasta principios del milenio.

Muchos son los nostálgicos que vieron en esas cintas un tipo de cine, fruto de una época, que nunca más podrá repetirse. Sus acercamientos, los más directos, funcionan como homenajes trasnochados que, en muchas ocasiones, solo quedan en meras anécdotas cinematográficas sin más peso que el verter todo esfuerzo en copiar aquello más destacable (y vacuo) del referente.

Un nuevo movimiento, el denominado neogiallo, optó por adaptar esas ideas a la modernidad, llevando su concepto a los patrones actuales sin necesidad de copia, aún tomando su esencia y lugares comunes, consiguiendo muchas veces cintas más cercanas al cine experimental o "arty" que al narrativo, como es el caso de la estupenda "Amer" del tándem Cattet y Forzani.

El director, gran admirador de dicho movimiento, nos ofrece un film irregular pero con los suficientes elementos para al menos, recomendar su visionado. Con gran acierto, traslada a pantalla toda esa gama de colores que conformaban la cromática propia del género, con sus colores saturados y la omnipresente presencia del rojo como elemento perturbador, referencia clara a Bava y Argento. La estética kitsch de aquellas es recuperada para mostrar el Paris de finales de los setenta, en plena revolución sexual, consiguiendo, por momentos, un toque "almodovariano" que ayuda a completar todo ese collage.

Otra de las curiosidades del film es enmarcar la acción dentro de la industria del porno gay, alejándose así del giallo, donde la homosexualidad era tabú o bien desencadenante de traumas y crímenes. Gonzalez toma todo lo prestado (crimen, trauma e investigación, básicos en el cine amarillento) para presentarlo de nuevo, retorciendo esas reglas aunque siendo fiel a ellas.

El principal problema del film radica en su indecisión narrativa, sin una clara pauta marcada, éste se pierde por senderos que no interesan, desperdiciando las posibilidades de esos magníficos y brutales 20 minutos, para desinflarse una vez transcurridos estos, más preocupado por sus innecesarios personajes que por construir una trama que enganche al espectador. Para cuando el film toma brío, el hastío ya se ha adueñado del conjunto y la lógica (si es que hay que pedirla a este tipo de género) brilla por su ausencia.

Al final, nos queda la triste y lejana sensación del film que podría haber llegado a ser, si hubiera transitado por el sendero correcto y no perderse por el bosque rosa.

Lo mejor; Los estupendos primeros compases de la cinta, consiguiendo una perfecta mixtura de forma y contenido.

Lo peor; Tras esa primera parte, todo resulta incoherente y tedioso.