Una profesión peligrosa (1949)

Correcta, completa y ejemplar película negra de los años 40 que podríamos denominar de serie B. Ambientada en el negocio de las compañías proveedoras de fianzas a presos. Con la bella y fría Ella Raines y con nada menos que el pétreo rostro de George Raft que, en este caso, no hace del gangster que nos tenía acostumbrados, sino de un policía retirado que se dedica a sacar a la gente de la prisión a cambio de un pequeño porcentaje (en un papel que nos recuerda mucho a Bogart).

Buenos diálogos, buen ritmo y buena realización. Quizá, por decir algo, con poca acción y demasiadas escenas dialogadas que no dan respiro y obligan al espectador a estar permanentemente atento para no perderse en la trama. Algo a lo que no estarán acostumbrados la gran mayoría de los espectadores de hoy en día.

Una película sobre el amor, el honor, la amistad, la traición y la corrupción. En definitiva sobre todo aquello necesario para sobrevivir en un mundo hostil.

A destacar:
La excepcional escena introductoria inicial con voz en off. La magnífica escena en el registro del apartamento al notar la presencia de un antiguo amor en los objetos de la habitación. El plano expresionista de las sombras a través del cristal de una puerta en la identificación de un cadáver.

No es la primera que veo en la que George Raft se pone en plan duro, pero algo sentimental, al estilo Bogart. Se podría pensar que los productores imaginaron que bien podría ser el sustituto de aquél para las películas de bajo presupuesto. Otro tanto se podría decir de Raines que resulta ser una buena opción para la ausencia de la Bacall. Aunque ese peinado no le sienta bien, perdonad, pero es que estas pequeñas cosas son las que diferencian una obra maestra de un film del montón, por mucho que os empeñéis en cerrar los ojos ante "Perdición". Creo que, todavía, nadie ha estudiado seriamente la influencia que ejerce una buena peluquería en la calidad del Cine.

La película tiene un comienzo bastante interesante pues una estentórea voz en off nos pone en antecedentes acerca del negocio que se genera en torno a las fianzas, una manera de eludir la cárcel para muchos, cuya necesidad de financiación la encuentran entre estos avalistas profesionales que adelantan la pasta a cambio de una generosa comisión.
Raft, antiguo policía, se cansó de no llegar a fin de mes y, asociándose con O'Brien, se montó este lucrativo chiringuito.
Cuando un potencial cliente resulte ser el marido de la chica que le dio plantón en el pasado, sentirá unos picores irresistibles de verlo pudrirse en la cárcel pero una nueva visita del ángel en fuga, bastará para derretirlo y soltar la cayena.
Grave error que le costará caro, o barato según se mire. A su cliente le harán papilla nada más salir de la cárcel y Raft se sentirá obligado a investigar su causa.
La trama resulta algo enrevesada, o así me lo ha parecido, quizá debido a la abundancia de diálogos que no podía asimilar (la he visto en VOS y no sé si los subtítulos eran muy adecuados). Me he descubierto a mí mismo tratando de forzar la atención más de una vez con la intención de no perder el hilo y no estoy seguro de haberlo conseguido. Aun así, creo que al final he visto la luz pero hubiera preferido un poco menos de conversación y más acción.
O'Brien realiza una buena actuación como socio cicatero, más preocupado por los beneficios que por la vida personal de su amigo, y lo mismo puede decirse de los demás integrantes que cumplen con los papeles que les toca.
Al final, te quedas con una sensación de haber pasado un buen rato, distraído y concentrado, pero sin nada que pueda mencionarse o destacarse, ni que la haga sobresalir. Para echar el rato.