Jardines en otoño (2006)

El director georgiano (de Georgia, ex URSS) conoce y utiliza el humor francés, al estilo de Jacques Tati, para satirizar la vida moderna y producir personajes entrañables, incluidos dos sacerdotes ortodoxos, en una comedia agradable aunque, además de alocada y graciosa, algo desordenada, pero siempre simpática y muy francesa. Un ministro francés que se aburre en su oficina exquisitamente decorada, firmando papeles sin mirar y concurriendo a actos oficiales, se ve desplazado de su cargo y departamento a causa de manifestaciones contra sus políticas ministeriales, por lo cual su mujer, amante del lujo y las compras, lo abandona. Sin preocuparse en lo más mínimo se dedica a la buena vida con sus ex y nuevas amantes y sus antiguos amigos, buenos bebedores y farristas, incluidos los curas. Agradable comedia francesa, manual de la buena vida, alocada y graciosa, prácticamente surrealista. Curiosidades: el pintor callejero es el mismo director de la película y la simpática madre del protagonista es nada menos que Michel Piccoli disfrazado.