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Pacto de fuga (2020)

Pacto de fuga
138 min.
6,6
379
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Trailer (ESPAÑOL)
Sinopsis
Trata de la fuga carcelaria de medio centenar de reos de la Cárcel Pública de Santiago, planeada y perpetrada por 24 presos que cavaron un túnel de más de 80 metros de largo, escondiendo 55 toneladas de tierra dentro del penal, lo que les tomó más de un año de construcción, utilizando sólo un destornillador. Ni los presos comunes de las celdas cercanas, ni los gendarmes que los vigilaban a diario descubrieron el plan que llevaría a 49 reclusos a alcanzar la libertad en uno de los escapes más sorprendentes de la historia penal chilena. (FILMAFFINITY)
Género
Thriller Acción Política Años 90 Drama carcelario Basado en hechos reales
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Chile Chile
Título original:
Pacto de fuga
Duración
138 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
6
No se diferencia de las películas del género carcelario
Película circunscrita al género de las fugas carcelarias, destinada al consumo del espectador que busca entretención de su visionado. Lejos del espesor dramático de cintas como Fuga de Alcatraz (Don Siegel), Papillon (Franklin Schaffner), Sueños de Fuga (Frank Darabont), El Gran Escape (John Sturges) y Expreso de Medianoche (Alan Parker), la chilena Pacto de Fuga toma prestado el cascarón de este tipo de películas (planificación, estrategia para reducir escombros y un póster de chica desnuda para despistar a los gendarmes). En la anécdota es demasiado similar a Sueños de Fuga (1994), aunque su reconstitución de época sea sobresaliente, situándose a la altura de producción que se espera de este género.

La tensión por ser descubiertos está bien lograda y la claustrofobia permea mucha de las escenas que básicamente transcurren al interior de una celda de presos políticos de la dictadura de Pinochet. Hay espacios de la ex Cárcel Pública de Santiago reconstruidos fielmente y vemos presos confinados en una sección especial del penal, en cuyos tejados recibían las visitas de sus familiares. Los personajes principales pertenecen a las filas del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) y la cinta insinúa su participación en el atentado al general Pinochet y en el desembarco de armas en Carrizal bajo, ambas operaciones fallidas que determinarán la permanencia de los reclusos en el mencionado recinto carcelario. León Vargas (el ingeniero) liderará la operación, no tiene nada que perder, su esposa e hija fueron asesinadas por los militares, vistazos recurrentes a su fotografía recuerdan el dolor. La cinta hace hincapié en los ideales de estos reclusos y en la pérdida que debieron afrontar para oponerse a una de las dictaduras más crueles del continente (se refiere a muertes de familiares o al rompimiento de lazos conyugales).

El 29 de enero de 1990 se produjo la mayor fuga de la historia carcelaria de Chile: 49 presos políticos vieron la luz, cuarenta días antes de que asumiera Patricio Aylwin a la presidencia de la República, luego de haber triunfado en las elecciones posteriores al Plebiscito de 1988, donde la opción por el NO (a la continuación de la dictadura) allanara el camino al retorno de la democracia.

Esta película chilena se enfoca en el suspenso y resta épica a los personajes. Si bien hay guiños al FPMR, no hay imágenes que permitan diferenciarlos de los presos comunes. El guion es unidireccional: no muestra escenas paralelas que caractericen a los reclusos como miembros de la lucha armada contra la dictadura. Nada de imágenes reveladoras, salvo breves explicaciones sólo entendibles para los chilenos y que hacen muy difícil la lectura para un espectador extranjero.

La banda sonora incluye algunas canciones de la época (Los Prisioneros, Aparato Raro), pero es la versión moderna de “Libertad” de Ana Tijoux, la canción elegida para hacer una suerte de video clip de imágenes yuxtapuestas que dan cuenta del conflicto interno de los personajes. Es bien extraña esta última elección de montaje que emparenta más con el mundo de la música, dejando de lado las elipsis más propias del lenguaje cinematográfico.

Hay otras escenas, por el contrario, hermosas y metafóricas como una vista general al túnel con los presos avanzando hacia su libertad, o la escena de Rafael Jiménez (el otro protagonista) quedándose a bordo de una micro, sentado en el último asiento y con todo el porvenir por delante, sabiendo que acaba de escapar de una condena de muerte.

Hace mención del CODEPU (Comité de los Derechos del Pueblo), organismo gestado en 1980 y presidido por Fabiola Letelier, que defendió a militantes partidarios de la lucha armada, como apoyo fundamental a los presos políticos, pero insisto, sólo está insinuado en una película más enfocada en la acción trepidante. Mejor es el trabajo sobre personajes como los gendarmes, el alcaide y sobre todo el fiscal Andrade, exhibiendo este último la mejor muestra de brutalidad y excesos que caracterizaron a la dictadura de Pinochet.
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7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Nadie está olvidado, la justicia está cerca
Así reza uno de los versos de ‘Libertad’, canción especialmente compuesta por la rapera Ana Tijoux para Pacto de Fuga (2020), película chilena de David Albala que cuenta una fuga masiva de presos políticos de la cárcel pública de Santiago ocurrida en 1990. ¿Se trata de un film que busca también decir algo sobre el presente?

Por Nicolás Bianchi

Pacto de Fuga da por sabidas algunas cuestiones que para los que no son chilenos vale la pena refrescar. El dictador Augusto Pinochet encabezó la dictadura militar que gobernó el país trasandino entre 1973 y 1990. A comienzos de los 80, un grupo de jóvenes revolucionarios formó el Frente Patriótico Manuel Rodríguez, organización cuyo principal objetivo era terminar con el gobierno de facto. Luego de un fallido atentado contra Pinochet varios de sus miembros fueron apresados.

La película cuenta la historia de la fuga masiva de presos que encabezaron los militantes del FPMR en 1990, pero que comenzaron a planear y ejecutar con dos años de antelación. Una de las críticas que recibió la película en Argentina, publicada en el diario Página 12, sostiene que el film “no quiere ni puede ser una película política”. Si bien Pacto de Fuga puede ser considerada como un thriller carcelario, la historia en la que se basa y el momento en que es producida provocan que indefectiblemente esté atravesada por la política.

Sin ir más lejos la exhibición del film en Chile se postergó durante varios meses por el estallido social que el año pasado llevó a la organización de un referéndum constitucional, luego postergado por la pandemia. Eso indica la particularidad del momento, aunque es algo que sucedió, seguramente, con todo tipo de películas. La cuestión radica en los mensajes que circulan por la película en un momento así.

Los guerrilleros presos, encabezados por los personajes que interpretan con solidez Benjamín Vicuña y Roberto Farías, son los héroes del relato. Están, junto con sus compañeros, a merced de un grupo de guarda cárceles y funcionarios que están pintados como miembros de una patota fascista y torturadora. Es cierto que los militantes de izquierda se presentan bastante ‘lavados’, ya que más allá de algunas afectaciones para hablar jamás discuten ni exponen sus ideas, sino que todo se vuelca a la organización y concreción de la fuga.

Desde la banda de sonido, además de Tijoux, suenan Los prisioneros con ‘El baile de los que sobran’ y también se puede escuchar a Víctor Jara, mientras se muestra el trabajo silencioso, coordinado y meticuloso de los presos. Mientras afuera los chilenos, en el plebiscito de 1988, votan para que el oscuro reinado de Pinochet termine, adentro los presos condenados a muerte deben apurarse ante el temor de que la dictadura busque liquidarlos antes de dejar el poder.

Pacto de Fuga no puede considerarse como una película política en tanto no exhibe una idea de cómo debería ser el mundo social de los hombres sino que se vuelca a la acción. Pero sí tiene, y está atravesada, por componentes políticos al tratarse de una historia real, al delinear a sus personajes (por más que se haya optado por no tomar los nombres ni los perfiles verdaderos de los militantes) y al mostrar que unidos los que buscan un objetivo a veces triunfan. Quizás en estos tiempos tan particulares las películas que no parecen hablar de política, queriéndolo o no, lo estén haciendo.
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4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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