January 30, 2018
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Ya os sonará la fórmula inglesa para conseguir Oscars: biopic de cariz onanista sobre insigne figura política del siglo XX. Si le ha servido a dos grandes damas e incluso a Colin Firth, ¿por qué no a mí?, pensaría Gary Oldman. Y la verdad es que aunque el actor no es santo de mi devoción, aquí, enterrado entre grasa y maquillaje consigue controlar su tendencia a la sobreactuación y asegura el tiro a la estatuilla. Bien por Gary, que lo disfrute.
La película en sí está bien para ser feel-good. Mantiene el interés con un buen ritmo y amenos movimientos de cámara que nos permiten ver las coronillas de la gente. Por otro lado hay ciertos excesos, como la escena del metro, donde me he visto escaso de palmas de las manos para establecer contacto con mi cara.
Gustará a: albañiles, Pol Roger, buenos súbditos del Imperio Británico
No gustará a: espacios simples, cuartos hijos, autobuses
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