May 17, 2011
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Es difícil cuando un niño entusiasta y alegre, tampoco he de decir que ingenioso en origen, sólo suspicaz, empieza a descubrir la farsa. La triste apariencia de la devolución de trajes y regalo de collares baratos ensalzando el traje de algunas feas. No es sino que apariencia y demás, una y otra vez, una imagen cansina pero efectiva que se convierte en un edulcorante barato, natural y sumiso.
Fuera líneas y fuera guión. Este film es un grito. Pero no me lo creo de Steven, algunas veces es un gilipollas integral y por tanto, aunque sea algunas veces, pierde mi devoción. Por eso pienso en el subconsciente sabio del que no sabe nadie, y del que discutiré más adelante en próximas críticas, os lo adelanto. Esa especia innata no cultivada que aparece, hasta en el más subnormal de los hombres, en algunos casos difíciles de imaginar. Pero es subconsciente. Si te atreves a estudiarlo morirás como el tercer ratón.
Huyendo del grafismo: se sigue uno levantando y abriendo el armario, unos vístanse de futbolistas, algunos de directores, muchos de intelectuales, otros de bebedores... pero la única indumentaria seguirá estando debajo de la almohada.
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