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Voto de Chagolate con churros:
9
Drama Un hombre vuelve a su pueblo natal para asistir al entierro de su madre. Allí, rememora su infancia y adolescencia, especialmente el amor que sentía por su prima Angélica. (FILMAFFINITY)
15 de noviembre de 2011
56 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
Serio retrato en la pared clarea
todavía. Nosotros divagamos.
En la tristeza del hogar golpea
el tictac del reloj. Todos callamos.
(Antonio Machado. El viajero, 1907)

Propuesta lacrada por su condición de cinta antifascista y todo lo que ustedes quieran sobre nuevo retrato provinciano de la guerra civil y sus secuelas. Vale. Y a mí me da que su marco es tan ancho como insignificante. Porque señores, "La prima Angélica" es la mejor reflexión sobre el tiempo y sus míseras consecuencias que ha dado el cine español: sí, en "la España de charanga y pandereta" (1). Y no es sencillo. ¡qué va, más bien es retorcido! Es kaufmaníaco, claro. Ahora con el tiempo recorrido uno observa similitudes. Y hablamos del 73, en la España "devota de Frascuelo y de María" (1). Con una puesta en escena brillante. Que de otra manera, complicado es sacudir al tiempo.

Que es curioso que en un director con cierta limitación técnica como Saura, cuyos planos ni causan regocijo ni hablan por sí solos –simplemente son funcionales, y aunque en el cine de hoy día sea ya algo inusitado, limitará siempre al aragonés de cierto reconocimiento, me imagino que hasta que nos diga su último adiós- nos plante un ejercicio tan demoledor.

Excursos aparte, llega al recuerdo el profesor Borg (Victor Sjöströmv) de Fresas salvajes (Ingmar Bergman, 1957), pero aquí Saura estira más la idea con la interacción directa de Luis del presente (José Luis López Vázquez) en el océano del recuerdo. Y a pesar de esa interacción, nada cambia, todo permanece inalterable y esas decisiones tormentosas son permanentes. De ahí que Angélica se duplique, y que el piso de su tía Pilar permanezca como un museo. Es doloroso, es tocarlo con la yema de los dedos, es saborearlo con la punta de la lengua. Para que al final, a pesar de regresar, todo siga igual. No sirve de nada el desiderátum cuando el tiempo es el juez.

¡Cómo no vamos a escuchar a Machado! ¿No era acaso, el poeta del tiempo? ¿No olía magdalenas de bisoños recuerdos? Claro, si es que Luis introducido en ese juego espacio-temporal donde cada personaje vive en dos realidades, tiene que pedir prestado al poeta "el hombre que no es de ayer ni de mañana".

-Treinta años después la gente sigue pensando en la guerra –dice el marido de Angélica.

Igual debemos olvidarnos del pasado. Si queremos ser libres, claro.

Este hombre no es de ayer ni es de mañana,
sino de nunca; de la cepa hispana
no es el fruto maduro ni podrido,
es una fruta vana
de aquella España que pasó y no ha sido,
esa que hoy tiene la cabeza cana.
(Antonio Machado. Del pasado efímero. Campos de Castilla. 1917)

(1) Versos de Antonio Machado. El mañana efímero. Campos de Castilla, 1917.
Chagolate con churros
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