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España España · Cáceres
Voto de Sinhué:
7
Terror Regan, una niña de doce años, sufre fenómenos paranormales como la levitación o la manifestación de una fuerza sobrehumana. Su madre, aterrorizada, tras someter a su hija a múltiples análisis médicos que no ofrecen ningún resultado, acude a un sacerdote con estudios de psiquiatría. Éste, convencido de que el mal no es físico sino espiritual, cree que se trata de una posesión diabólica, y decide practicar un exorcismo... Adaptación de la ... [+]
9 de julio de 2019
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de que venía precedida de reacciones de pánico del respetable en las salas de todo el mundo, mi mayor miedo era que el portero me pidiera el carnet, a falta de dos años para cumplir los dieciocho. A mi favor que ya había leído, con cautela, la novela de William Peter Blatty y estaba vacunado contra los exabruptos, giros copernicanos (no solo de cabeza) y verdes vomitonas de Regan.

La paz que te invade tras sortear momentos trascendentes (el escrutinio del especialista en bigotes, ¡que no pelusas!) y lo familiar de los desenlaces, ya que el propio escritor fue el guionista, sirvió para que me mantuviera más atento a los posibles infartos, sospechosos hedores, deserciones a mi alrededor...; y a la muy remota pòsiblilidad de que Belcebú saltara de la pantalla al patio de butacas, entrando en cada uno de quienes habíamos acudido a aquel exitoso reclamo de Hollywood tan bien promocionado por los numerosos sucesos que provocaba su exhibición, según las revista y telediarios de la época. Hubiéramos sabido del éxito de esta última hazaña del Príncipe de los demonios si los espectadores hubieran corrido, entre aullidos, cual piara de cerdos que buscan arrojarse al pozo más próximo o si alguien hubiera preguntado en arameo sobre el resultado del Baracaldo-Alavés. Nada de esto sucedió, así que dimos por hecho que, como otras tantas veces, los actos insólitos son producto de nuestra imaginación y no iba a hacer falta que el aprendiz del Padre Karras hiciera horas extras para purificar, en todos los continentes, locales con olor a azufre.

Pero lo cierto es que William Friedkin dio la campanada y consiguió algo tan difícil como convertir en clásico, no irrisorio, un thriller de terror con una acertadísima banda sonora y una fotografía más que inquietante; apoyándose además en unos actores en estado de gracia; aunque también es cierto que Linda Blair debió hacer un pacto inverso con el ser que la poseyó, en la ficción: fue su primera y única película decente, a pesar de muchos, demasiados, intentos.
Sinhué
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